martes, enero 21, 2025
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¿Otra jura de futuro incierto?

Por Alfonso de la Vega

Trump acaba de jurar el cargo. No me voy a referir con lo de “otra” a la ya tan lejana de Santa Gadea. Pero no cabe duda que el presidente del gobierno de Su Majestad capaz de sostener una cosa y la contraria nos tiene bien cogidas las vueltas como vulgarmente se dice. Con motivo del cincuentenario del fallecimiento del general Franco en noviembre de este año, el último gran benefactor de los Borbones al que le deben trono y fortuna, ha invitado a don Felipe a que decida si quiere que su padre, don Juan Carlos I El Emérito, hoy en el exilio personal aunque no de la dinastía, esté presente en los fastos del cincuenta aniversario de su entronización a título de rey, tras la muerte de su protector. Otro acto dentro del programa previsto por los socialistas para tergiversar la realidad histórica de España  a su conveniencia con la poco disimulada pretensión de complicidad activa de los Borbones. Lo que se suele llamar «matar dos pájaros de un tiro».

Hasta cuatro veces en siglo y medio los españoles hemos echado a la pertinaz dinastía francesa con éxito relativo, pues el caso es que vuelven. Pero el régimen de Franco demasiado personal deseaba institucionalizarse más y en el marco de las llamadas previsiones sucesorias el 22 de julio de 1969 el Caudillo propone el nombramiento como  heredero a don Juan Carlos, en ceremonia solemne celebrada en Las Cortes:

“Ha de quedar claro y bien entendido, ante los españoles de hoy y ante las generaciones futuras, que esta Monarquía es la que con el asenso clamoroso de la Nación fue instaurada con la Ley de Sucesión el 7 de julio de 1947, perfeccionada por la Ley Orgánica del Estado de 10 de enero de 1967; Monarquía del Movimiento Nacional continuadora perenne de sus principios e instituciones y de la gloriosa tradición española. Por ello, para cumplir las previsiones sucesorias, se instaurará, en su día, la Corona en la persona que hoy proponemos como sucesor, mediante la aprobación de la Ley a que va a dar lectura el señor Presidente de las Cortes.»

Aprobada la Ley, el día siguiente, su presidente, Antonio Iturmendi, procede a tomar juramento al beneficiario:

 “En nombre de Dios y sobre los Santos Evangelios, ¿juráis lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino?

Don Juan Carlos jura lo solicitado y a continuación lee un bonito discurso que hoy suena a burla cruel:

– «Mi General, señores Ministros, señores Procuradores: Plenamente consciente de la responsabilidad que asumo, acabo de jurar, como Sucesor a título de Rey, lealtad a Su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino.

Quiero expresar en primer lugar, que recibo de Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo Franco, la legitimidad política surgida el 18 de julio de 1936, en medio de tantos sacrificios, de tantos sufrimientos, tristes, pero necesarios, para que nuestra patria encauzase de nuevo su destino.

España, en estos últimos años, ha recorrido un importantísimo camino bajo la dirección de Vuestra Excelencia. La paz que hemos vivido, los grandes progresos que en todos los órdenes se han realizado, el establecimiento de los fundamentos de una política social son cimientos para nuestro futuro. El haber encontrado el camino auténtico y el marcar la clara dirección de nuestro porvenir son la obra del hombre excepcional que España ha tenido la inmensa fortuna de que haya sido, y siga siendo por muchos años, el rector de nuestra política….

Nuestra concepción cristiana de la vida, la dignidad de la persona humana como portadora de valores eternos, son base y, a la vez, fines de la responsabilidad del gobernante en los distintos niveles del mando…

La Monarquía puede y debe ser un instrumento eficaz como sistema político si se sabe mantener un justo y verdadero equilibrio de poderes y se arraiga en la vida auténtica del pueblo español.

A las Cortes Españolas, representación de nuestro pueblo y herederas del mejor espíritu de participación popular en el Gobierno, les expreso mi gratitud. El juramento solemne ante vosotros de cumplir fielmente con mis deberes constitucionales es cuanto puedo hacer en esta hora de la historia de España.

Mi General: Desde que comencé mi aprendizaje de servicio a la Patria me he comprometido a hacer del cumplimiento del deber una exigencia imperativa de conciencia. A pesar de los grandes sacrificios que esta tarea pueda proporcionarme, estoy seguro que “mi pulso no temblará” para hacer cuanto fuere preciso en defensa de los Principios y Leyes que acabo de jurar.

En esta hora pido a Dios su ayuda y no dudo que Él nos la concederá si, como estoy seguro, con nuestra conducta y nuestro trabajo nos hacemos merecedores de ella.»

El discurso del príncipe Juan Carlos fue recibido con grandes aplausos de los presentes, aunque la procesión iba por dentro y muchos, como los republicanos del Movimiento, no terminaban de fiarse.  Para el ex ministro Utrera Molina y suegro de Ruiz Gallardón:

«la posición mía fue que en aquel pleno el príncipe aceptó la legitimidad histórica del 18 de julio y yo voté que sí más que nada por lealtad a Franco….yo nunca he sido monárquico dinástico y la Monarquía que se iba  instaurar, no a restaurar, podía estar dentro de la culminación de un proceso revolucionario que se había iniciado el 18 de julio y  que había tenido unos contenidos sociales muy importantes…»  

El lector juzgará hasta qué punto se ha cumplido este solemne juramento empeñado. Los logros conseguidos en defensa de España y de la Tradición. Pero también acerca del pulso temblón, o la gratitud de la dinastía hacia su benefactor, hoy humillado y vejado por las instituciones borbónicas. 

Pero, bueno, lo importante hoy es saber qué va pasar con la jura de Trump que tantas esperanzas ha levantado y que tampoco sería de extrañar que se viese traicionada.

 

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1 COMENTARIO

  1. Donald Trump el farsante, el salvador del mundo según esos que se hacen llamar patriotas y que algunos ni siquiera son de los Estados Unidos, al falso mesías lo han puesto para cumplir unos objetivos como los tuvo que cumplir el Joen Bidé, todos ellos son puestos para cumplir con la agenda y cada uno hace el trabajo que le encomiendan, yo no soy fan de nadie y menos de otra nación, ningún político ni ninguna ideología me representa, os aseguro que los fans de este farsante se van a llevar una gran decepción cuando implemente todo lo que le han orden ado.

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