jueves, enero 16, 2025
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Los camellos imperiales

Hay muchos países en los que, aquellos que quieren permanecer al margen del corrupto sistema imperante, tienen la opción de vivir como músicos callejeros, o de montar puestos callejeros de comida, de artesanía, etc. En España, la voracidad impositiva del sistema ha llegado al punto de obligar a pagar tasas incluso a los que quieren hacer eso. ¿Puedes imaginar un negocio que rente menos que el del hombre estatua? Pues hasta él tiene que pagar por estar parado. La cuestión es: Si el sistema ha entrado, incluso en esos humildes negocios, ¿en cuáles se habrá quedado fuera? ¿En el de la droga, tal vez, que es uno de los que más dinero mueven?

Hace 150 años, los caballeros del Imperio Británico ganaron las Guerras del Opio, que libraron contra los chinos, por el simple hecho de que éstos se negaron a consumir la droga que aquellos producían en Afganistán. Desde entonces, se puede presumir que son los dueños de China pues, siendo cierto que “El poder no se compra ni se vende (Como creen muchos fans de Elon Musk) sino que se conquista o se hereda”, también lo es que el Impero Británico conquistó el poder de drogar a mil millones de personas y, que yo sepa, no ha habido guerra posterior en la que lo haya perdido,

¿Quién ha oído que, durante el “pandemonium”, faltara droga en las cárceles? ¿Cómo la siguieron metiendo, en esos tres meses en los que todos estuvimos encarcelados en nuestras casas? ¿No estaban “confinados” también los camellos? La verdad es que, ese Imperio Británico que conquistó a los chinos, conquistó antes a los españoles. ¿Cómo? Utilizando esclavos. Contra eso, el Imperio Español no pudo competir.

Los caballeros del Imperio Británico tienen mucha experiencia en utilizar drogas para ganar voluntades (Todos sabemos que “enganchan”). ¿No se valieron del “agua de fuego” pare esclavizar a los indios norteamericanos? ¿No se valieron de los indios esclavizados para atacar a los indios que querían seguir siendo libres? Opio, alcohol, da igual. Para ellos, el fin justifica los medios. Hace 80 años vencieron a las potencias del eje (Que no solo eran Alemania Italia y Japón) y ganaron ya el mundo entero, con todos sus negocios. Desde entonces, cabe suponer que tienen la exclusiva mundial en el comercio de todo tipo de mercancías, incluyendo drogas pues ¿Quién podría meterse hoy con su OTAN?

Astutos cual serpientes, tuvieron buen cuidado de ilegalizar las drogas más fáciles de producir (Las que podría producir cualquiera sin necesidad de costosos laboratorios) para que los drogadictos se vean obligados a recurrir, siempre, a los camellos imperiales. Lo pudieron hacer porque son dueños también de parlamentos y de tribunales constitucionales. Últimamente están empeñados en implantar la drogadicción obligatoria por ley, en obligar a todo el mundo a meterse sus jeringas, utilizando a aquellos que lograron enganchar para atacar a los que se resisten a aceptar su corrupto sistema imperante.

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2 COMENTARIOS

  1. Nadie analiza el papel de las drogas «ilegales» en el «orden mundial», y tiene una importancia mayúscula y clave en muchos aspectos. Por eso los mayores camellos (los Estados) no las racionalizan, no las legalizan y mantienen la careta de que las combaten.

    Hubo un país que se extralimitó en su papel, las bandas se hicieron dueñas de facto olvidando su subordinación a «ellos», y por eso les pusieron a Bukele para liquidarlos de un plumazo. Algo que se podía y debía haber hecho hace tiempo en todas partes pero no se hace por motivos evidentes. Me refiero a erradicar ese poder cruel, sádico y abusivo asociado a la producción y tráfico de las drogas en este contexto, así como unos narcogobiernos que priorizan sus rutas y cárteles (que para eso se metieron en «política») mientras sus países se hunden y sus poblaciones se degradan, con España como ejemplo sangrante más a mano.

  2. Al hilo de su artículo, y el interesante comentario de Oca, a modo de curiosidad histórica de la Historia reciente, el (último) emperador chino se endeudó para combatir la corrupción interna, el monopolio inglés del narcotráfico en los mares de China y la drogadicción rampante de su población. Con la bancarrota llegó su defenestración. Si alguien gusta del cine, hay una película «1911» donde se refleja a grandes rasgos cómo la China imperial al rivalizar con otros es empujada a la contienda civil. Y, seguidamente, refundada por un nuevo «líder» (al cual los Banksters ya habían previamente preseleccionado y aleccionado como candidato prestatario).

    Casi simultáneamente, el Distrito de la City (no confundir con toda la ciudad de Londres) en calidad de apoderados de Roma, habían concedido la franquicia del narcotráfico continental en la US Inc. Corp. a unos actores que se hacían pasar por gestores (es decir, actores políticos).
    Esos hombres de paja (o testaferros) estaban emparentados. Eran primos ambos de la misma conocida familia. Y esto es lo que manifestaron cada uno en diferentes momentos:

    «Detrás del aparente gobierno oficial se asienta entronizado un gobierno invisible que no debe lealtad ni reconoce responsabilidad alguna al pueblo.» (Theodore ‘Teddy’ Roosevelt)

    “En la política, nada sucede por accidente. Si sucede, puedes apostar de que fue planeado de esa forma.” (Franklin Delano Roosevelt)

    Si le interesan esas cuestiones le sugiero, por ejemplo, la obra y entrevistas públicas al brillante economista e historiador Antony C. Sutton (entre otros) quien trató a menudo la Cleptocracia plutocrática (o Plutocracia cleptocrática es lo mismo) vs la Declaración de Independencia (1776).

    No obstante, entendamos que saber es buena cosa. Sin embargo, obsesionarse (con lo que se sabe o con lo mucho que desconocemos) es convertirse en parte de la distorsión sobrevenida a este mundo. La cual, de hecho, ni es nueva ni de ahora:
    «Nos gobiernan los infames y los ignorantes.» (Aristófanes)

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