Miles de personas llevan manifestándose a diario contra el Gobierno serbio tras el derrumbe del techo de una estación ferroviaria que provocó la muerte de 15 personas el pasado mes de noviembre.
El primer ministro serbio, Milos Vucevic, ha presentado su dimisión tras casi tres meses de intensas protestas en las calles. Estas manifestaciones comenzaron tras el trágico derrumbe de una marquesina en la estación de tren de la ciudad de Novi Sad en noviembre de 2024, un desastre que se cobró la vida de 15 personas. La ciudadanía, indignada por la corrupción y lo que percibieron como una gestión desastrosa de lo ocurrido, exigió responsabilidades claras y la dimisión del gobierno.
El incidente en Novi Sad no solo puso en entredicho la seguridad de las infraestructuras públicas sino que también desató una ola de críticas contra el gobierno serbio por supuesta corrupción y falta de transparencia. Las protestas, que incluyeron bloqueos de carreteras y manifestaciones de miles de personas principalmente en la capital, Belgrado, han culminado en la renuncia de Vucevic, quien, en un discurso televisado, expresó su orgullo por los logros económicos de su mandato pero reconoció la necesidad de calmar la tensión social al tiempo que anunció la dimisión del Alcalde de Novi Sad.
Las manifestaciones en Serbia han sido un claro ejemplo de sociedad civil organizada y activa, exigiendo no solo justicia por las víctimas del derrumbe sino también acabar con la corrupción. La presión de la calle y el descontento generalizado forzaron cambios en el gabinete, con la dimisión de varios ministros relacionados con la construcción y el transporte antes de la del primer ministro.
Por otro lado, en España, la comparación con la gestión de crisis de la riada y la corrupción imperante muestra un contraste notable. A pesar de la devastadora catástrofe en Valencia, que causó pérdidas humanas y económicas incalculables, no se han producido dimisiones destacadas ni movimientos de protesta significativos salvo los organizados por partidos independentistas y socialcomunistas contra el Presidente de la Generalidad valenciana. Pero ninguna manifestación notable contra el máximo responsable, Pedro Sánchez, a excepción de las concentraciones que están teniendo lugar a diario en Ferraz, donde se encuentra la sede del PSOE en Madrid, que llevan manifestándose nada menos que 452 días consecutivos y de las que muchos no saben de su existencia.
La situación en España plantea interrogantes sobre el activismo ciudadano y la cultura política, donde la respuesta a la corrupción y la mala gestión parece depender en gran medida de la presencia de un liderazgo que movilice a la población.