William Melving Kelley fue el descubridor de la palabra woke, en un artículo del New York Times de 1962, alegando el racismo contra los negros y la clara sintonía con la idea de estar no ya despierto, sino en alerta frente a quienes nos pueden atacar los derechos en la vuelta de esquina. Para los defensores de la cultura woke no basta con tener claro que se producen actos de discriminación, sino que hay que prevenirlos, incluso antes de que sucedan, considerando los signos de que así pueden llegar a ser si no se atajan a tiempo, como actos de la misma naturaleza. En otras palabras, los que creen que esta cultura los representa, se sienten legitimados para estar en una especie de estado de guerra e histeria permanente.
El trasfondo de la cultura woke es el odio, el mismo que manifestaba Engels cuando en su obra “La familia, la propiedad privada y el estado” decía que, durante los periodos anteriores, dominados por el matriarcado, las familias no eran monógamas, siguiendo el modelo del patriarcado, caracterizado por la rigidez del modelo defendido, el dominio del hombre sobre la mujer como manifestación de la obsesión de la izquierda, ver en todo lucha de clases, y la necesidad de romper con este tipo de estructuras sociales. He aquí el origen de lo woke, basado en el desprecio a lo que no se comparte. Basta con no estar de acuerdo para querer erradicar el que nos da la contra. ¿No es llamativo que aún circulen estas trasnochadas ideas de un judío sionista del siglo XIX, pagado para convencer de lo mala que es la familia?
La lucha contra la burguesía y el capitalismo es otra de los ismos de la cultura woke, dado que ellos son los responsables, según su ideario, del sufrimiento del pueblo y de los pobres (hay que ser cínicos), siguiendo las teorías marxistas de Kissel Mordekau, el verdadero nombre de Marx. Sólo mediante un acto de ingeniería de masas, alterando los mecanismos tanto ideológicos como económicos de la sociedad es posible la creación de un estado socialista, para romper así con los enemigos, entre los que se encontraban los mismos judíos (no sionistas, por supuesto). Y para erradicar esos modelos lo mejor es la dictadura, al estilo chavista, de Maduro, de Stalín, de Mao Tse Tung, de Xi Jinping o de cualquier comunista que se precie. Los mismos métodos que esos añejos tiempos de mentes fanáticas, compradas por los Rothschild, con millones de muertos y torturados si son necesarios para tener la razón.
Otros de los aspectos más destacados de dicha cultura es el feminismo, nacido gracias al marxismo y por parte de Engels, con el aborto, muy ligado al mismo, como una de sus grandes prioridades jurídicas. Todo lo relativo a la libertad sexual forma parte del mismo paquete: las teorías del sexo no binario, la diferencia entre género y sexo, que ya se dibujaban a fines del siglo XIX y la creación de institutos de investigación sexual como el de Magnus Hirschfield, creado en Berlín en 1918, incluyendo, por supuesto al divorcio y las primeras operaciones legalizadas de cambio de sexo y mutilación los años 30 del siglo pasado.
Como la clave para entender esta cultura distópica es el odio de sus planteamientos, la intransigencia y la obsesión por cargarse al enemigo como sea (el patriarcado y al hombre blanco y heterosexual), se trata incluso de erradicar la desigualdad social o el racismo, haciendo creer que los de otras razas son mejores y merecen mayor protección, expandiendo el grito del fundador de este término no sólo para beneficiar a los negros, sino también a magrebíes y otras razas, sin importar la catadura moral de sus miembros, la cual no tiene por qué estar relacionada con sus orígenes étnicos. La guerra contra el hombre en las leyes de violencia de género, agresiones sexuales o cualesquiera ataques que se les ocurra, con tal invertir la carga de la prueba en procesos judiciales, son otra muestra de la cultura woke, la cual parece haber abrazado los gobiernos títeres de la ideología de Naciones Unidas, al servicio de la idea masónica del nuevo orden mundial, establecida ya hace más de 250 años, sobre todo tras la creación de los Illuminati el 1 de mayo de 1776, el día del obrero y del trabajador, ninguna casualidad, orden que, por cierto, ven en este 2025 en serio peligro pues llega Trump.
El problema de la cultura woke no es sólo su sinsentido, sino el uso de abusos de la historia para hacernos creer como si fuésemos ilusos que si todos somos muy progres ya estamos fuera en otra era donde los abusos no existen, menos si provienen del estado; del mismo modo, la agendita 2045 nos hace soñar con un mundo muy justo, igualitario, sin dolor y sin sufrimiento, siempre y cuando se cometan ciertas medidas para erradicar ideologías y estructuras sociales que se consideran desfasadas e inútiles. Es la actitud ilusa de quienes se creyeron los cuentos de Karl Marx, con más espinas como premios que el que se abraza a un cactus para dormir plácidamente o, mejor, fallecer desangrado.
Todos los partidos progres adoran y defienden esta ideología absurda, destructiva de la naturaleza y del espíritu humano, imponiendo el odio y caos allí por donde pasan, como cuando Atila pisaba por donde ya no volvía a crecer la hierba. Las declaraciones en X de estos partidos (PSOE, Sumar, Podemos, nacionalistas, algunos miembros del PP y otros) tienen ese tufillo entre infantilismo de retrasados mentales, soberbia y estupidez de razonamientos a niveles tan preocupantes que un buen psicólogo no dudaría a la primera de la salud mental del susodicho o susodicha. Discursos infumables, opiniones sin sentido científico alguno, como si los gobiernos estuviesen al mando de niños de dos años (un chimpancé al menos gritaría si ven que el avión se le estrella, mientras estos sujetos siguen con sus discursos nauseabundos, más antiguos y pasados de moda que sus abuelos, por muy modernos que digan que son, sabiendo o ingenua e inocentemente creyéndolo que dicen con tanta soberbia) que tienen facultad para soltarnos todas las chorradas que se les ocurra y qué no pasa nada.
Sólo queda por saber hasta qué punto esta horda de progres, muchos de Hollywood, están a favor del trato sexual con menores de edad, en los EEUU, con algunas supuestas relaciones con Hilary Clinton, escándalos como el ´PizzaGate, con algunos supuestos cómplices como el expresidente Obama, todos pertenecientes al partido demócrata de los EEUU. ¿Hasta qué punto esta horda cumple uno de los requisitos de las prácticas del satanismo que son las preferiencias sexuales hacia nuestros niños y permiten que las leyes defiendan a la pedofilia como una alternativa de gozo añadido que ha de ser respetada? Esto aclara y mucho el itinerario de la ideología progre y cuál es su intención, incluso desde sus inicios. Se alerta de una creciente permisividad si no se detiene a esta ideología con tintes religiosos muy oscuros y tenebrosos. En las fuentes que aparecen al finalizar este artículo aparece más información detallada.
¿No es el fascismo la imposición del diabólico absurdo sobre el sentido común? Tenemos que sufrir sus comentarios porque están donde están y los han puesto a dedo como grandes catedráticos del conocimiento, como la mujer del presi en la Universidad Complutense (otro ejemplo del cultura woke), en un bombardeo continuo de sandeces para ver si, de puro aburrimiento, les decimos “está bien, te creo, ya vale”, como el niño con berrinche que no deja de llorar hasta que le haces caso o el padre que, con tal de tener la fiesta en paz, no sea que se vea con un problema “de ahí te quiero ver” (algo muy normal pues se invirtió el orden y ahora son los hijos los que llevan en casa los pantalones), se calla y traga incluso lo más incoherente y dañino para su descendencia.
Es así como actúan los progres. Como no pueden convencer a las personas inteligentes porque ya se saben todos sus cuentos y qué excusa van a sacar de sus chisteras, liándola incluso en las campanadas de fin de año, como niños sin educación ni límites, ahí están como las moscas en verano o los mosquitos que no te dejan dormir cada vez que sueltan su odio en tus oídos.
Lo dicho, un buen spray para que se vayan a joder a otra parte como han hecho en EEUU votando a Donald Trump, algo que, por cierto, les dolido tanto que harán lo posible para hacer su presidencia imposible (no es un juego de palabras), porque son tan torpes y cabezotas que no aprenden, aunque les hables o se rompan la crisma.
https://dailycaller.com/2014/06/20/victim-of-pedophile-rapist-hillary-clinton-took-me-through-hell/
La engañada y fanatizada marabunta siniestra boba que cree luchar en pro del bien común sin darse cuenta de que en realidad trabaja para el expolio, esclavización y redución de los goyim, es decir al servicio de un «presunto bien común» bajo el que ocultan los ladinos, supremacistas y mafiosos intereses de los Rothschild & Co.
La cultura woke,está subvencionada por la CEE,al igual que las ayudas por violencia de género…tú zurrale!,que luego dan subvenciones contra la violencia,es decir para crear ministerios,hacer propaganda,o manifestaciones.Cuantas más mujeres muertas mejor!,más dinero a repartir,cuantos más jóvenes violados mejor…más dinero reciben los políticos.Cuantos más desastres mejoooor.
Crecen los delitos sexuales en España y en Cataluña (comunidad autónoma con más inmigración magrebí) se triplican las violaciones en cinco años.
Las violaciones se han triplicado en Cataluña en los últimos cinco años: de las 419 denunciadas de enero a septiembre de 2019 a las 1.280 entre los mismos meses de 2024, el 32,4% del total de toda España (3.944).
Un dato funesto teniendo en cuenta que es la autonomía donde se registran también más agresiones sexuales (3.304), con cifras globales por encima del resto. Andalucía, por ejemplo, suma 2.389 delitos (477 de ellos violaciones), Madrid 2.260 (511 agresiones con penetración) y la Comunidad Valenciana 1.925 (417).
Y en lo más alto!,subvenciones para acoger africanos llegados en canoas.