Por Alfonso de la Vega
El prófugo Puchimón, auténtico jefe de gobierno de Su Majestad, ha aprobado el real decreto de la Jefatura del Estado pero en este circense más difícil todavía que disfrutamos en el reino de España, el PP no se queda atrás del sanchismo propiamente dicho. Tampoco es extraño porque el PP de Feijoo demuestra ser una segunda marca del wokismo, el globalismo y la agenda 2030 que compite en el banquillo con el falsario para relevarlo cuando los amos decidan. Es autor del absurdo recogido en el último RD de que la gente honrada pague los desfalcos de los golfos, sinvergüenzas y ocupas. Feijoo ha anunciado que ahora votará favor. El PP es como la Parrala, unas veces dices que sí y otras veces dices que no. Quizás le han debido tirar de las orejas.
El alcalde de Madrid, otra Parrala cuya palabra vale menos que un euro de madera, también defiende que el PP apoye al decreto. Pero no sólo es esa incoherencia por la que el PP cuando resulta necesario sale en defensa de su pretendido rival, el falsario. Cada día se producen nuevas declaraciones de los jefes del PP o aspirantes en edad de merecer a cada cual más desastrosas diciendo barbaridades incomprensibles.
Se puede espigar un florilegio de wokismo estúpido, de feísmo, porque ambas cosas desprecio a la belleza y mentira o estupidez política están muy correlacionadas. Por ejemplo, según «EL PSOE AZUL»:
La Guardiola, abortista y progre jefa de la taifa extremeña afirma que va a tender puentes con el PSOE y Podemos.
Una de Torrelodones afirma que estamos obligados a dar la bienvenida a los inmigrantes y pide al gobierno de Sánchez la regularización de todos los inmigrantes ilegales.
Marruecos no es una dictadura.
Feijoo dejará la infame ley del “solo sí es sí” como está si llega al gobierno.
Feijoo prometió a Von der Leyen que asumirá todos los compromisos de Sánchez en la UE.
El PP de Baleares pacta con la izquierda mantener al Ley de Memoria Democrática.
Elías Bendondo: “Todas las CCAA son nacionalidades”.
Está difícil elegir la mejor pero entre ellas cabe resaltar las incoherencias de un progre irredento, autor de muchas fechorías en el ámbito de la judicatura y otros. Me refiero a un tal Pons, hombre de confianza del gran jefe Feijoo. Con la osadía que da la impunidad ahora se ha metido a asesor improvisado de Bergoglio a quien ha recomendado que haga obispas, como en la pintoresca iglesia herética de Enrique VIII. Lo de querer enmendar la plana a una institución bimilenaria ya no se sabe si debiera ser catalogado de estulticia, provocación o desvarío por la impunidad con la que actúan sin que ello tenga consecuencias entre sus votantes.
Un alarde de estupidez y locura lo puede tener cualquiera, nadie estamos a salvo, pero determinadas autoridades no pueden permitírselo sin consecuencias, por mucha libertad de expresión que se alegue. Y no, no ha pasado nada. Feijoo y demás cofrades de la banda le han reído la gracia. Deben ser cosas del nuevo comunismo centrista que desea implantar el cacique gallego no sin asombro de los más recalcitrantes votantes de PP, que como los socialistas, podemitas o los cortesanos filipinos aún jalean y aplauden lo que quiera que sea si lo hacen los suyos.
Se supone que el PP como partido pretendidamente conservador debiera promover o mantener un conjunto de valores de carácter universal e inmutable. Pero desde que se ha convertido en fiel agendista como no se puede servir a la vez a dos amos no le importa deformar o desnaturalizar los valores a su servicio si así lo exige el guión.
Y es que lo de las obispas tiene más miga. La democracia moderna hace de la elección democrática no ya una forma entre otras de designación de los gobernantes sino el criterio único de legitimidad que sitúa en el “pueblo”. De modo que “voluntad general”, real o impostada por una casta usurpadora, se convierte en el fundamento único de la ley. Pero esa supuesta legitimidad aunque fuese producto sin trampas del deseo de la mayoría, nunca puede ir contra la Ley natural sin que la civilización se resienta o desaparezca. Ni contra la propia Tradición de la Iglesia Católica de supeditación jerárquica de las leyes humanas a la Ley Moral. Una cosa es la elección democrática de los gobernantes para ejercer el poder y otra diferente la propia entrega del poder como mandato ¿acaso cualquier aberración se convierte en algo respetable porque se haya acordado o aprobado por mayorías? No, es la mentira que el sufragio universal nos impone con su principio de que el éxito numérico es criterio de verdad.
Tampoco el PP muestra reflejos para intentar rectificar su inconveniente posición geoestratégica tras la entronización de Trump y diferenciarse así del falsario y la PSOE. Trump es muy crítico con el wokismo que el PSOE y el PP representan. De hecho, España estaría siendo relegada no ya sólo respecto a otros países europeos supuestamente aliados de EEUU sino ante nuestro enemigo histórico, Marruecos. El secretario de Estado EEUU, pese a estar relacionado con la Hispanidad, prioriza a Marruecos en sus contactos.
Al PP se lo estarían poniendo a huevo de no seguir queriendo unir su suerte a la del falsario. El presidente del gobierno de Su Majestad sigue como el tonto de la linde. Además de presumir de alianza con China, muy jaque y desafiante ha garantizado que España continuará por la senda de impulsar la transición energética y se reafirma en la descarbonización y su lucha contra el cambio climático, tras convertirse en todo un líder global en hidrógeno verde y lograr la quinta economía más sostenible entre las grandes del mundo. Contra la opción de Trump de volver a la lógica energética convencional, el falsario a piñón fijo y en lo que puede entenderse como una provocación se empeña en seguir vendiendo la burra ciega de la economía verde hasta la total ruina de España.
En el actual reino filipino ya casi todo es simulación, disimulo, mentira, pura mohatra. Nada es lo que parece. Las instituciones no hacen lo que se espera de ellas según su misión o razón de ser. La cosa se reduce ya a un simple disimulo para continuar el estar en la poltrona, arrebañar presupuestos y cargos, de modo subalterno o vicario. Y a esperar. Lo mismo al final cae la breva. Y mientras la deuda aguante, pues “palante”.