jueves, diciembre 12, 2024
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Purita cumple años

Por Alfonso de la Vega

Purita cumple años, y no deja de ser una pena en vista de lo visto. La verdad es que Purita prometía mucho cuando era una joven de espíritu puro y pensamientos elevados hasta que la cosa se torció definitivamente y se echó a la mala vida. Como diría el Nobel Vargas Llosa: ¿cuándo se jodió Purita? Hay opiniones: Unos dicen que la corrupción ya venía en su código genético, que al principio estaba aún disimulado en su tierno pero engañoso fenotipo infantil pero que con la edad luego la cosa se hizo visible hasta para el más topo.

En todo caso de corrupción hay un elemento corruptible y otro corruptor. Pero aquí parece que habría muchos momentos de pecado y no menos celestinas. Así, quizás el primero importante donde parece que Purita perdiese la doncellez fue el 23 F, autogolpe paradójicamente abortado por uno de los esforzados participantes, un señor con vistoso tricornio, pistola y bigote, cuando se enteró de qué iba en verdad la cosa tras el real disimulo. Otro hito de prostitución fue cuando lo de RUMASA, ahí quedó claro que la virtud como doncella de Purita no podía resistirse el empuje de los poderosos aunados a la codicia por lo ajeno y los libidinosos deseos de botín impune. Luego, en 1985 para evitar sustos, vino la domesticación de la Judicatura eliminando la posibilidad de una verdadera, aunque siempre escasa o problemática, independencia judicial. Garzonadas, bacigalupadas, togas humilladas o manchadas, fueron sustituidas por méritos propios con las actuales candideces que por su audacia inaudita asombran a propios y extraños. De modo que Mister X, el famoso número 1 del GAL, se fue de rositas como luego los del desfalco también socialista de los ERE. Pero cuando la cosa resultó ya irremediable fue tras el sangriento golpe de estado del 11M. 

Ahora bien, el reino de España tiene sus tradiciones y conviene conocerlas y respetarlas. En efecto, si hay algo permanente en estos reinos a lo largo de los siglos y diversas peripecias históricas es la corrupción, el puterío, la hipocresía, la idiocia e irresponsabilidad de reyes y validos. La venalidad y estulticia de nuestros más encumbrados próceres, la ignorancia de nuestros enmucetados. La doble moral. La religión o la ideología política como tapadera del crimen, la dominación y el saqueo de los súbditos. La escandalosa corrupción de costumbres, en las que el pueblo llano, si podía, imitaba las fechorías y desenfreno de sus píos próceres a los que aplaudía a rabiar.

Y después del Emérito apareció don Felipe VI, el consorte de la consorte. Durante el reinado de Sus Católicas Majestades los anteriores Felipes austriacos era común buscar cornudos consentidores que avalasen con su presencia las actividades non sanctas de sus esposas nominales. Según Pyñeiro se hacían escrituras públicas ante notario de venta de la honra de las doncellas. Quizás remedo de las cartas de mancebía, como hoy las de los delincuentes de sus delitos, se celebraban escrituras públicas ante notario o escribano de mujeres que vendían su honor, real o hipotético, por sí o por medio de su madre, a un caballero acaudalado. “Una desposada por poder, tenía prometida a tres la segunda visita, que a todos traía engañados. En la ausencia del novio, fingió irle a ver, y escribió una de estas escrituras para ayuda de la dote, y como a la vuelta había de ver al contratante, hizo tres tratos, y, por ser amigos, los cumplió en la misma tarde y noche con los tres, para no descubrir el engaño antes de cobrar el salario”.

De modo que las actuales peripecias de Purita no son originales: tienen sus precedentes.

Quevedo propugnaba que igual que hay judería haya también cornudería, aunque ya intuía que no iba a poder habilitarse sitio para todos, todas y todes. Y razonaba en su Carta de un cornudo a otro: “dicho usted que es cornudo sólo en ese lugar, donde es fuerza que todos acudan, y no aquí que nos quitamos la ganancia los unos a los otros. ¿Cómo piensa que está recibido esto de cornudar? Pues ya se hace inquisición para casarse uno, que después de darle el dote se obliga a hacelle cornudo dentro de tanto tiempo, y el marido escoge el género de gente con quien mejor le está, extranjeros, seglares o eclesiásticos…antes cuando en una provincia había dos cornudos se hundía el mundo. Y ahora, señor, no hay hombre bajo que no se meta a cornudo.”

Pero es Salas y Barbadillo quien explica mejor el asunto en su novela dialogada o comedia en prosa titulada El sagaz Estacio, marido examinado. Antecedente claro de la actual prostitución constitucional. Para poder ejercer su oficio sin zozobra las damas cortesanas buscaban un marido que no lo fuera sino de apariencia. Pero el matrimonio, si necesario, no dejaba de ser un remedio peligroso si al marido le daba el capricho de ejercer verdaderamente como tal. De ahí que se hiciera un examen de aptitud y actitud al aspirante a marido cornudo antes de desposarse. Puro turnismo complaciente.

En la obra de Salas, su protagonista una tal Marcella consulta con su amante el noble don Pedro y con sus criados de mayor confianza qué candidato debe ser elegido entre los muchos presentados para obtener el cotizado puesto de marido cornudo consentidor. Un tal Estacio resulta seleccionado una vez que consigue demostrar sus conocimientos y experiencia afín para el mejor desempeño del cargo. Luego, el tal Estacio le saldría un poco rana a Marcella y su amante don Pedro al ir por libre.

También fue célebre por aquel entonces una celestina de nombre Margaritona, vieja trotaconventos que fuera detenida, ya octogenaria, por la Santa Inquisición con dos mil ducados escondidos y una pequeña joya de la contabilidad cuya exactitud y meticulosidad ya quisieran los esbirros de la Susi para que los filtrase el excelentísimo señor Fiscal General del Reino. Un libro de pliego entero, hecho de retratos de su abecedario, número, calle y plaza de las mujeres que querían ser gozadas, donde iban los señores, y los que no lo eran también, a escoger, ojeando, la que más gusto les daba, donde se dice había gente de muy buen porte de todos los estados, y medios de comunicación zurcidores de honras tan bien como de paños desgarrados.

Todas estas nobles aventuras de nuestra picaresca no se limitan al ejercicio de tan pías costumbres eróticas sino que también tienen su ser político. Desde tal punto de vista, la beatificada Transición al confundir a Purita, la carta de mancebía con la nación misma, se precisaba la búsqueda del Estacio que haga de buen tono y consienta la prostitución libre de riesgos y sobresaltos de nuestras piadosas oligarquías coronadas. Un Estacio que ponga la respetabilidad, la legitimidad democrática, la cara y los cuernos para que la oligarquía nos siga explotando mientras se divierte. De modo que con menor o mayor fortuna y capacidad de disimulo han ido desempeñando este bizarro cargo, nuestros validos sucesivos ayudados de su bandas. Solo Pedro de Urdemales se hace el remolón. Pero la astuta Marcella no parece dispuesta a consentír a ninguno que fuera honrado y no se prestara al conchabamiento eliminando a quien tal decencia pretendiera. 

¡Muchas Felicidades Purita!

 

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