sábado, diciembre 21, 2024
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¿Peligroso o despectivo?

Lo que me anima a escribir este artículo es la justificación de gulag para censurar mi carta a los valencianos, siendo la misma en otros muchos casos. Cualquier referencia, cualquier señalamiento a sus pecados, cualquier argumento que les destroce el cerebro es razón más que suficiente para recordarnos que nos hemos portado mal y que, por ahí no. El problema está en que son tantas las chorradas que sueltan, tantas sus mentiras, tantos de sus pensamientos infantiles y delirantes, que sólo un enfermo mental puede seguirlos, siendo imposible para cualquier persona que tenga un mínimo de inteligencia.

Cualquier signo de humanidad les quema, cualquier referencia al amor, a la unión, a la felicidad del ser humano, a su derecho al bienestar es tema tabú, como si una horda de satanistas se hubiesen metido en el ministerio de la verdad de Pedro Sánchez para hacer callar a aquél que niegue la validez de la nueva religión oficial, el satanismo, cuyo amo y maestro es Lucifer y sus súbditos sus alumnos, con el eterno problema de que cuánto más perversos son más torpes se nos muestran.

Cada acción de estos sujetos con la que pretenden llegar al altar del sacrificio, es un dislate, un despropósito para generar el caos y el desorden, para crear infelicidad, dolor, miedo y todo tipo de emociones aberrantes, las mismas que nos ponen en las películas de cine, en las series de televisión o desde los telediarios de la muerte. Su fin es vernos muertos, pero no de forma rápida, pues les sería muy aburrido y no soportan la soledad. No, nos necesitan para su gozo y disfrute, la sola idea del aburrimiento es la peor de sus pesadillas y necesitan seguir jodiendo, aunque sea con el rabo matando a valencianos. 

Somos su alimento, su aliento emocional, nuestro miedo es el que corre por sus venas y es el que los hace fuertes y soberbios como aprendices de semidioses, siendo necesario causarnos sufrimiento, a cámara lenta, y, después, ver como entramos en frustración, en ausencias, en duelos, en dolor, en pobreza y en desconcierto, mientras como ovejas les seguimos el juego y vamos todos juntos por el mismo sendero porque creemos que aún existe una esperanza, una forma de salir adelante. 

Mas la horda ya creó el escenario y llevan siglos haciéndolo a nuestras espaldas. Nos hicieron creer que éramos libres, que éramos iguales y todas esas chorradas o cuentos de masones que nos tapan con las mantas antes de dormir, con el fin de ilusionarnos en la magia que les fabricó el mismo Satanás, el cual les ha dicho palabra por palabra, qué han de hacer, eso sí, con mucha paciencia.

Son ellos los que nos ponen las necesidades, nos la crean, nos alimentan o nos matan de hambre a capricho, nos envenenan, nos enferman poco a poco, nos inyectan el veneno de la condena final por el mero hecho de comportarnos como seres humanos, que es lo que más desprecian, como las brujas detestan a los niños o los huelen desde lejos como si fuesen pedazos de excremento. Por ello animan a las madres a que los aborten, como una sacrificio antiguo, extendido, disimulado y con sus restos hacen mejunjes y cremas para la piel, llevándose de paso miles de millones de dólares con cada vez que las mujeres se niegan a la maravilla de sentirse madres y experimentar la inocencia de sus hijos. Del mismo modo, en las escuelas se presentan los profesores y otros miembros ministeriales con el encantamiento sexual para que los niños se duerman en los gozos de sus cuerpos y se pierdan en la confusión donde al final sólo triunfa el odio, la soledad, el aislamiento y la falta de amor. Por eso la familia es un nido de perdición para todas estas oscuras hordas de aprendices luciferinos.

Además, como saben que han de tener mucho cuidado con nosotros, conocen el modo en el que gradúan la temperatura del agua en el que ensucian nuestras conciencias de lo inútil para luego, cuando descubramos la verdad de lo aprendido, pues nos han convertido en completos zombis que no son capaces ni de cuidar de sí mismos, sólo nos quede suicidarnos o que les pidamos que nos maten, el momento preferido para ellos y que tanto esperan. Nos dan el mejor gel, el mejor jabón, hecho con la sangre de quienes han asesinado y ni tan siquiera lo sabemos, como marcan sus rituales demoniacos, donde emplean la cera de mujeres vírgenes y bebés sacrificados.

Es así como el mal entra por nuestra casa, en nuestras mentes intoxicadas, haciéndonos creer verdades falsas, convirtiendo lo cierto es ridículo, lo real en irreal y sólo objeto de creencias para personas que están locas y fuera de toda realidad racional, la inteligencia en estupidez y los sueños que hemos comprando a altísimos precios, porque nos han dicho que su calidad es comparable al sacrificio, la única esperanza, aunque de momento sólo encontremos hambre, abandono y vacío, tal vez es porque es la prueba de fuego, mientras ellos se ríen de nosotros mientras nos miran desde arriba de nuestras casas.

Sé lo atroces que pueden sonar estas palabras, sé que son tanto peligrosas como despectivas para personas que no merecen llamarse humanas porque vendieron sus almas al demonio hace mucho tiempo y no son más que ángeles hambrientos de nuestras almas. 

Pero no les daremos ese gusto, tampoco consideramos sus opiniones ni nos importarán cuán incómodas les parezcan nuestras actitudes de seres libres, conscientes, valientes y dispuestos a defender la dignidad humana (la nuestra y la de los demás), aunque paguemos un alto precio por ello, porque ya lo hacemos al vivir como esclavos.

Feliz Navidad, viva Jesucristo y que les den. El amor es la fuerza más intensa que existe, es indestructible y ellos lo saben, saben que sus mentiras son como máscaras que se caen solas y que la verdad les quema tan adentro que prefieren vivir en sus grutas oscuras, llenas de víctimas de la que se alimentan como las alimañas.

Merry Christmass and happy new year.

 

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