Por Alfonso de la Vega
EsDiestro nos recuerda el aniversario del siniestro Malthus, misionero de la despoblación mundial y uno de los pioneros de los actuales crímenes de nuestros socialistas fabianos y plutócratas filantropófagos que promueven la agenda 2030.
De modo profético hace casi un siglo el humanista italiano Giovanni Papini explicaba en su famosa obra Gog las actuaciones de muchos próceres, vividores, sablistas y autores disparatados que pretendían conseguir apoyo y financiación del escéptico plutócrata que da nombre al relato. En uno de sus capítulos más ingeniosos llamado La FOM, acróstico de Friends of Mankind, Papini explica la existencia de una sociedad secreta de carácter “filantrópico” cuya misión es eliminar población mundial, pues para sus fundadores, el aumento continuo de la humanidad es contrario al bienestar de la humanidad misma.
Al igual que un Bill Gates, el famoso filántropo falsario de las vacunas asesinas, se presenta a Gog un personaje de unos cincuenta años, amable y casi obsequioso, para darle a conocer la existencia de una Liga secreta: Mis jefes creen que la adhesión de usted sería infinitamente de desear.
La idea básica de gentes tan filantrópicas es que el progreso técnico permite una mayor producción y distribución de alimentos y otros bienes pero está claro que dentro de algún tiempo habrá un balance demasiado desigual entre el banquete y el número de los que al banquete asisten. Malthus tenía razón pero se equivocó al creer demasiado cerca el desastre. La naturaleza en forma de terremotos, erupciones, epidemias, carestía y guerras, viene a diezmar de un modo periódico al género humano…
De modo que la FOM pretende ayudar a la Naturaleza en tan filantrópica labor, pero de modo más racional y menos aleatorio acelerando racionalmente la desaparición de los que sean menos dignos de vivir. Entre ellos no están, por cierto, los anglosajones, autores de las mayores calamidades que padece el género humano. Ni menos los plutócratas filántropos globalistas usureros promotores de las FOM y similares de hoy, dispuestos a asesinar a los demás, sin pensar en suicidarse ellos mismos y sus familias para ayudar a tan benéfica Causa.
El siniestro apóstol maltusiano de la buena nueva globalista continúa explicando a Gog que a la Liga pertenecen muchos médicos, enfermeros y criados, los que se hallan en las condiciones más favorables para estos actos humanitarios, y los resultados son excelentes. Tan hermosa labor tanatófila se completa con otra de carácter homeopático eliminando a los que consideran delincuentes. Delito contra delito.
Y hablando de delitos, cierto abogado llamado Malgaz también intenta convencer a Gog de sus teorías en pro del Derecho sui generis: La salvación de la moral y de la sociedad no se obtienen con vanos y costosos procesos contra los culpables, sino con interminables procesos contra los inocentes. … los pretendidos inocentes son el semillero del que salen los malhechores más repugnantes. Debemos dejar de de mirar los actos externos y atender, en cambio, a la conducta, a las opiniones, al género de existencia, a los sentimientos, y a las costumbres de todos los ciudadanos.
A ello se van a poner con denuedo renovado gracias a la nueva censura filantrópica.
Otro tipo solicitante de apoyo de Gog es un tal Rabah Tehom quien pretende sustituir a la vieja Filosofía con la Filomanía o amor a la locura. Quien quiera ascender al cielo superior de la revelación interna y universal, debe ante todo volverse loco…. Estoy recorriendo Europa para recoger dinero que me permita fundar el primer Instituto de Demencia Voluntaria. Desde luego, no le falta razón al pionero: solo los locos o los canallas desalmados pueden entender y pacer a gusto en este mundo posmoderno.
Otro personaje curioso es un anciano redentor que pretende apoyo para su labor de embrutecimiento del ser humano. Yo creo que pocos años bastarían, si la vigilancia es continua, para obtener el embrutecimiento integral de esas criaturas y, por consiguiente, su plena felicidad. Todo lo que atormenta e inquieta al hombre, bestia degenerada y corrompida, desaparecería por encanto, y mis pupilos reconquistarían lenta, pero seguramente, la plácida inconsciencia de sus antiguos hermanos…
Muy curiosa es la subasta oculta de países, vendidos al mejor postor por lotes individuales. En palabras del subastador: Novecientos setenta y tres mil millones…es un regalo. Negocio seguro. Las estadísticas oficiales a disposición de los compradores. Facilidades de pago. Todo comprendido: suelo y subsuelo, ciudades y ferrocarriles, puertos y minas, bosques y lagos, hombres y mujeres. Únicamente con el petróleo se rescatará en diez años el capital invertido…
Gog también explica la compra directa, sin subastas y fruto de la deuda impagable, de una República: Era un deseo costoso y he querido librarme de él. Me imaginaba que el ser dueño de un país daba más gusto. La ocasión era buena y el asunto quedó arreglado en pocos días. El Presidente tenía el agua al cuello: su ministerio compuesto de clientes suyos era un peligro. Las cajas de la República estaban vacías; crear nuevos impuestos hubiera sido la señal del derrumbamiento de todo el clan que se hallaba en el poder, tal vez de una revolución. Había ya un general que armaba bandas de irregulares y prometía cargos y empleos al primero que llegaba…
El espectáculo, para mí, es bastante divertido. Las Cámaras continúan legislando, en apariencia libremente, los ciudadanos continúan imaginándose que la república es autónoma e independiente y que de su voluntad depende el curso de las cosa. No saben que todo cuanto se imaginan poseer, vida, bienes, derechos civiles, depende en última instancia de un extranjero desconocido para ellos, es decir, de mí. Mañana puedo ordenar la clausura del Parlamento, una reforma de la Constitución, el aumento de las tarifas de aduanas, la expulsión de los inmigrados. Podría si me pluguiese, revelar los acuerdos secretos de la camarilla ahora dominante y derribar así al Gobierno…
Y continúa el potentado: Sufrir todos los fastidios y la servidumbre de la comedia política es una fatiga bestial; pero ser el titiritero que detrás del telón puede solazarse tirando de los hilos de los fantoches obedientes a su movimiento es una voluptuosidad única. Mi desprecio de los hombres encuentra un sabroso alimento y mil confirmaciones…
Más claro el agua, aunque no la de Valencia.