Extrañas setas crecen en nuestros campos

Por Alfonso de la Vega

Al regreso de un largo viaje por el occidente de España cabe preguntarse por la plaga de extrañas y enormes setas de forma rectangular. De brillo como metálico, especies alógenas muy diferentes de cualquiera de las autóctonas conocidas. Busco en mis libros de Botánica o de Taxonomía vegetal pero nada, no hay manera. Ni basidiomicetos ni ascomicetos, no pertenecen a ningún grupo taxonómico conocido. Puede que sea criatura monstruosa del falsario cambio ese del clima climático climatizable, pero parece una plaga terrible y descomunal que asola nuestros campos ocupando el suelo fértil e impidiendo la agricultura y la ganadería, deteriorando también el paisaje y los biotopos de los animales salvajes. Y es de temer que con efectos edafológicos fatales para el capital microbiológico del suelo al impedir o dificultar el paso a la insolación.

Cabría la posibilidad de que estas formas fuesen una invasión extraterrestre como en algunas famosas películas de ficción terror así las de los invasores de cuerpos. Pero no, no se trata de una invasión espontánea o importada sino premeditada por agiotistas sin conciencia, mercenarios agendistas que usan de modo torticero y despótico instituciones como la expropiación forzosa para el desarrollo de sus actividades contra la naturaleza. Me gustaría saber con qué cinismo o cara dura se puede justificar que esta invasión pueda declararse oficialmente “de utilidad pública” para pode desarrollar el proceso expropiatorio. ¿Utilidad? ¿Pública? Los políticos y la Administración no pueden caer más bajo en su grado de mercenarismo ante el gran capital monopolista.

Otra burla singular en lo que se refiere a los instrumentos técnicos a emplear tiene que ver con las Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) que debieran evitar estos atentados ecológicos.

Más grave aún, un auténtico terrorismo ecológico es lo que está perpetrando en Andalucía por la ecocida horda agendista popular del tenebroso Bonilla. Se están arrasando olivares centenarios para posibilitar la invasión mortal de estas venenosas setas metálicas. Una fechoría muy propia del socialismo turnista azul.

El olivo, la hermosa planta de Minerva la diosa de la Sabiduría, no sólo constituye una joya de nuestros campos, un cultivo leñoso social y tradicional, propio de una exquisita gastronomía y una dieta saludable, una fuente de riqueza única con toda una industria agraria y una cultura asociadas. Además, desde el punto de vista ecológico al situarse en colinas y laderas las raíces de los olivares impiden o dificultan la erosión, y el arrastre del suelo fértil pendiente abajo.

Por desgracia, en España no existen auténticas Cuentas de Patrimonio Natural que permitiesen, como ocurre en la contabilidad de empresas, distinguir en la cuenta de Resultados lo que proviene de la Explotación y lo que viene de la venta de Patrimonio o de resultados extraordinarios.

La UE se ha degradado hasta convertirse hoy en un instrumento de ruina y desolación que atenta contra las naciones europeas. Nos encontramos ante un sabotaje por parte de las fementidas autoridades que nos lleva a la pobreza, la esclavitud y las hambrunas. Por supuesto, los pringaos ecologistas de todo a cien, no se dignan decir ni mú. Quizás lo más descorazonador sea la falta de reacción ante las gravísimas agresiones de un Poder deslegitimado. Y no solo por parte del sector Primario directamente amenazado, o de la sociedad en su conjunto, sino también de los propios colegios profesionales como el de Ingenieros Agrónomos al que pertenezco.

Cabe recordar su lúcido lema: “Sine Agricultura nihil”, (sin agricultura nada). Pero esta vez como epitafio.