Sé que son demasiadas preguntas, pero la situación no es para menos. La aparición de objetos misteriosos sobre bases militares y otros enclaves, incluso sobrevolando los domicilios de algunos políticos, en el Reino Unido, Nueva Jersey, Nueva York, Pensilvania o Filadelfia, no deja de ser noticia y motivo de confusión. No solo los ciudadanos se preguntan qué son esas luces misteriosas con extraños comportamientos, como el hecho de desaparecer, o hacerse invisibles al ser descubiertas. La incertidumbre es total. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) ha decretado la restricción temporal de vuelos sobre instalaciones importantes, como el Picatinny Arsenal y el Trump National Golf Club Bedminster. Y mientras el gobernador de Nueva Jersey, Phil Murphy y algunos cuerpos del orden manifiestan que “no hay una amenaza conocida para la seguridad pública”, el asistente del FBI, Robert Wheeler, aseguró en una audiencia en el Congreso que están investigando activamente, aunque reconoció el desasosiego que causa el desconocer el origen y propósito de esos objetos, así como carecer de un protocolo de actuación. El congresista republicano por Nueva Jersey, Chris Smith, se mostró partidario de otorgar a las bases militares autorización para derribar drones a fin de esclarecer sus objetivos. Y no es el único que piensa en una ofensiva contra “las luces”. ¿Quizá se busca un enfrentamiento? En todo juego lo hay, pero hay que reconocer de este tan peculiar desconocemos las instrucciones.
Ante esta invasión del espacio aéreo de origen desconocido, es lógico el nerviosismo de la población, y que senadores, congresistas, gobernadores y alcaldes se hagan preguntas de este cariz: ¿son alienígenas? ¿son chinos? ¿rusos, quizá?
Estas dudas sobre el origen me han hecho recordar mi entrevista con el coronel Robert Dean, condecorado en las guerras de Corea y Vietnam, que había estado destinado en los Cuarteles Generales Supremos de la OTAN en Europa (SHAPE), a cargo de fuerzas especiales. Por su expediente militar impecable, había tenido acceso a una serie de documentos y estudios secretos efectuados entre 1961 y 1963, relativos a la situación ovni extraterrestre. Curiosamente, la misma fecha de la creación del Informe Iron Mountain, del que hablaremos a continuación. He aquí la entradilla de mi entrevista, publicada en la revista Espacio y Tiempo, en julio de 1994:
“Aunque no fue de conocimiento público, al menos en tres ocasiones estuvo a punto de estallar la tercera guerra mundial, a causa de las incursiones de grandes objetos circulares y metálicos sobre los sectores de los aliados de la OTAN y los del Pacto de Varsovia, y que eran detectados por los radares de ambos bandos. Debido a estos incidentes, el general Lyman Lemnitzer ordenó llevar a cabo un estudio exhaustivo para clarificar qué estaba ocurriendo. Esta investigación duró tres años y las conclusiones fueron tan inesperadas como esclarecedoras. El coronel Dean era una de las pocas personas que tenía acceso al Cosmic Top Secret Clearance, la más alta clasificación de secreto –por encima del Top Secret—y pudo examinar a fondo los documentos. Ahora, a sus 65 años, el coronel Dean rompe su silencio. Sabe a lo que se expone al violar sus juramentos, pero, según sus palabras, la información que tiene en sus manos es de vital importancia, y la humanidad que ha vivido engañada durante todos estos años, debe saber la verdad. Por eso, aun a riesgo de ser encarcelado, desacreditado como tantos otros o, lo que es peor, a riesgo de perder su vida, se atreve a compartir lo que en su opinión es el mayor escándalo científico y político de todos los tiempos”. En otro momento transcribiremos la entrevista completa, en la que revela hechos increíbles, como rescate de naves extraterrestres estrelladas, recogida de cuerpos de alienígenas, del Majestic 12 y de bases subterráneas secretas. Muchas veces me he preguntado si me mintió y, de ser así, en qué.
Cuando en julio de 2023 se produjo el desfile de militares de Estados Unidos declarando, bajo juramento, ante el Congreso, lejos de aplaudir por la apertura del secreto, lo recibimos con mucho escepticismo y preocupación. No porque dudáramos de la veracidad de los relatos, sino por el momento geopolítico que estábamos viviendo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué ahora? ¿Había llegado la hora de la farsa bajo una falsa intención de contar la verdad? ¿Era el fin del encubrimiento en el cual se han gastado millones de dólares? Las declaraciones sobre sus experiencias extrañas eran sustancialmente parecidas a las del coronel Bob Dean, que acabo de citar, y otras muchas del archivo de la casuística ovni, algunas muy fuertes, hay que reconocerlo.
Por si algún lector no ha escuchado las aludidas declaraciones, hacemos un breve resumen. El exfuncionario de Inteligencia de la Fuerza Aérea, David Grusch, aseguró bajo juramento que EE. UU. había recuperado naves estrelladas, con seres no humanos, y que se estaba practicando la ingeniería inversa. Lo sabíamos. El excomandante de la Marina, David Fravor relató su avistamiento ovni, que mantuvo en secreto para no ser identificado como los que ven “hombrecitos verdes”. Para el expiloto Ryan Graves, jefe de escuadrón de F-18, declaró que hay ovnis que atacaron a sus aviones. ¡Y tanto que sí!
En España tenemos muchos casos de militares, pilotos y gente corriente. Y otros muchos que no se cuentan por miedo al ridículo, o a ser desprestigiado, sobre todo, si el testigo goza de una posición social relevante.
Has de saber, querido lector, que nos han programado para “no creer en estas cosas” y tomarlas a chufla. Uno de los apartados del proyecto Grudge es sobre catalogación de testigos, es decir, cómo presentar los perfiles de las personas que han vivido alguna de estas experiencias: borrachos, desequilibrados, mentirosos, narcisistas y otros apelativos a cual más desprestigiante. Con este panorama, ¿alguien se atrevería a decir que vio algo extraño en el cielo? Y así se escribe la historia. Sin ir más lejos, si leemos la desclasificación ovni del Ejército del Aire de España, es para llorar y no volver a creer en las autoridades militares. No porque mientan, que también, sino por tratarnos como si fuéramos estúpidos. ¿Lo somos? Ellos creen que bastante, y, posiblemente, tengan algo de razón.
Otros militares y la amenaza extraterrestre
El general Douglas MacArthur hablaba abiertamente de la posibilidad de una invasión procedente del espacio exterior, incluso se rumoreó insistentemente que la causa de su inexplicable destitución tras su brillante campaña en Corea fueron sus discrepancias con Truman acerca de este tema. “La próxima guerra será una guerra interplanetaria. Algún día, las naciones de la Tierra tendrán que hacer un frente común contra gente de otros planetas”, dijo en una charla en una reunión de cadetes en West Point, en 1955. Hay que decir que estas palabras han sido tachadas de inexactas y exageradas, aduciendo que el general habría hecho la profecía para dentro de 1000 años. Hay que aclarar que asociar factchecker a información veraz es una contradictio in terminis. Pero ha habido otros militares que también contemplaban sinceramente una posible amenaza proveniente del espacio exterior. Es un tema viejo.
En 1996, tras el estreno de la película Independence Day, publiqué en la revista Enigmas un artículo titulado ¿Ha comenzado la invasión?, del que extraigo los siguientes párrafos:
“El científico y militar retirado del Ejército húngaro, mayor Colman Von Keviczky, planteó la tesis de la invasión extraterrestre desde un punto estrictamente militar, al estilo de Independence Day. A lo largo de los años, no ha cesado de alertar a los grandes líderes mundiales de este peligro. De hecho, en la reunión que tuvo lugar en la ONU para estudiar el tema de los ovnis, Von Keviczky fue invitado y expuso allí su idea. Cuando nos conocimos, me entregó la copia de una carta del presidente Bill Clinton en respuesta a la suya en la que le instaba a que se estudiase la probabilidad de una invasión de seres de otros planetas. El presidente le daba las gracias amablemente, aunque no pueda afirmarse a ciencia cierta si tomó en consideración alguna de sus propuestas, pese a su conocido interés por el tema de los ovnis. Todos los presidentes han estado interesados e incluso en campaña han prometido revelar el secreto tan fielmente custodiado si llegaban a la Casa Blanca. Pero al llegar, parece que les leen la cartilla y les sellan la boca.
”Ronald Reagan y los extraterrestres
”En los cuatro últimos años de su mandato, el presidente Reagan habló en varias ocasiones sobre el tema extraterrestre. Una de ellas fue en 1985, en el Colegio de Fallston, cuando se dirigía a los estudiantes del centro. He aquí sus crípticas palabras: “En mi último encuentro con Gorbachov, en un momento de nuestra charla privada le dije: ‘Piense en lo fácil que sería nuestra tarea si, de repente, se presentase gente de otro planeta y amenazase a los habitantes de la Tierra. Entonces olvidaríamos las pequeñas diferencias locales que tenemos entre nosotros y de una vez para siempre caeríamos en la cuenta de que todos somos seres humanos que tenemos que vivir juntos aquí en esta Tierra nuestra”. En tres ocasiones más, Reagan habló sobre el tema de la amenaza y de nuestra obligada unión si eso sucediera. Pero ¿son estas reiterativas palabras fruto del sentido común o, por el contrario, se trata de un test a propósito de algo que se está cociendo en las altas esferas del poder? Me explicaré, aunque para ello tenga que dar un pequeño rodeo.
”El Informe Iron Mountain
”Entre 1961 y 1963, se celebraron una serie de reuniones secretas, a petición del presidente Kennedy, la primera y la última en un lugar llamado Iron Mountain. A ellas asistieron militares, políticos y científicos de distintas disciplinas. Se trató, entre otros temas, de la conducción y control de las masas en los espacios entreguerras y se llegó a conclusiones tan nefastas para la humanidad, como que las guerras eran necesarias y que una sociedad orientada hacia la guerra es mucho más estable y creativa que una sociedad pacífica. Llama poderosamente la atención en este informe que dos de las estrategias para controlar a las masas como sustituto de la guerra sea precisamente la amenaza del cambio climático –que ya lo han conseguido—y la amenaza de una invasión extraterrestre. El informe dice textualmente sobre esto último: “El más ambicioso e irreal de los programas del espacio exterior no puede de por sí generar una amenaza creíble procedente de extraterrestres. Sin embargo, se debatió mucho que tal amenaza sería la mejor esperanza para la paz al unir a la humanidad contra el peligro de destrucción por criaturas del espacio exterior”. Este punto está directamente relacionado con las palabras de Reagan.
”La unión de las naciones del mundo es algo que suena muy bien, pero que entraña peligros ciertos: todos unidos bajo el Nuevo Orden Mundial, al que aludía Reagan y posteriormente Bush, seríamos una masa mucho más manipulable e indefensa. No pocos investigadores del fenómeno ovni hemos constatado y divulgado cómo el componente hostil está patente en una buena parte de la casuística. Pero también pensamos que esa hostilidad de los ovnis esté sirviendo probablemente de tapadera de varias actividades deleznables de organizaciones socialmente prestigiosas.
”En los últimos años son varias las ocasiones en las que se ha pedido al Congreso de los Estados Unidos que destape todo lo referente a los ovnis, ilegalmente oculto, según el Acta de Libertad de Información. Muchos investigadores creen que la presión es ya suficiente y el tema va a estallar en cualquier momento.
”Un poco más de historia
”En 1993, Laurence Rockefeller, muy interesado en el fenómeno ovni, asistido por Scott Jones, su consejero en todo lo relacionado con los extraterrestres, empezó una campaña denominada White House Initiative, para hacer que la Administración revelase al público todo lo que el gobierno oculta sobre el tema. Rockefeller y Jones se reunieron en marzo de 1993 con el doctor John Gibbons –consejero de Clinton en materias científicas— y le presentaron un análisis monográfico acerca del fenómeno ovni, denominado Matrix of UFO Belief. El 4 de febrero de 1994, Rockefeller y el doctor Gibbons visitaron a Clinton para aconsejarle sobre la conveniencia de profundizar en el tema. El presidente estuvo de acuerdo y encargó oficialmente a Gibbons recopilar toda la información al respecto. Existe un amplio dosier de correspondencia entre el propio doctor Gibbons y Rockefeller, el doctor Scott Jones, oficiales de la Fuerza Aérea, Jacques Vallée y el exsecretario de Defensa de la Administración anterior, Melvin Laird. El New York Daily News publicó, a propósito de un fin de semana que Clinton pasó en el rancho de Rockefeller en Wyoming, que este último estaba presionando al gobierno para que pusiera al descubierto todo lo existente en materia de ovnis.
”Estas noticias son para muchos expertos un buen augurio y la prueba de que el secreto no puede mantenerse por más tiempo. En cambio, otros no las encontramos tan positivas y esperanzadoras, sobre todo cuando vemos mezclados en ello a investigadores de los que ya nos fiamos muy poco. Más bien creemos que, posiblemente, nos estén preparando para la gran mentira oficial. Ante tantas presiones es lógico que alguna gran noticia esté a punto de aparecer en los más importantes medios de comunicación mundiales. ¿Cuál será esa noticia? ¿Nos informarán simplemente de que los ovnis existen y de que están aquí? ¿Nos dirán también que tenemos que unirnos para luchar contra el invasor? En este caso, el Informe Iron Mountain habrá tenido el uso para el que un día de 1963 fue elaborado. Sabemos que el gobierno norteamericano goza de la tecnología suficiente como para orquestar todo un simulacro de desembarco, naves incluidas.
”Y aquí entra en juego el proyecto Blue Bean, que no es consecuencia de una reunión de científicos y políticos, sino de las deducciones de un periodista de investigación muy perspicaz, llamado Serge Monast, quien a través de sus pesquisas y cierta información privilegiada llegó a la conclusión de que existe un plan siniestro que consistiría en la representación de escenarios falsos haciendo uso de la tecnología. Por ejemplo, una invasión extraterrestre o la segunda venida de Cristo. Todo esto con el fin de crear un gobierno mundial.
”Posiblemente, el argumento de Independence Day, aunque dramático, sea mucho menos sórdido que lo que está sucediendo en la realidad. No hay que ser demasiado “conspiracionista” para ver claramente que estamos a merced de un grupo de cratomaníacos que, poco a poco, y por diferentes métodos, a veces muy sutiles, han ido tejiendo su fina red sin que la gran masa sospeche nada.
Quizá sea hora de colocar a los ovnis sobre el vértice de la pirámide. Están ahí desde siempre, movidos por unas intenciones que se nos escapan, manejándonos como peones de un juego cuyas reglas ignoramos. De ser todo ello cierto, cabría el consuelo de imaginarnos como una pieza más de algún plan a escala cósmica. Lo que en modo alguno resulta consolador es albergar la fundada sospecha de que unos pocos, los de siempre, intentan una vez más vendernos al resto, por treinta monedas, aunque en esta ocasión estén acuñadas en cualquier lejano rincón de la galaxia”.
Hasta aquí los párrafos del artículo de 1996. Y la historia sigue…
Si se produjera una invasión extraterrestre seguro que no lo tendríamos peor que con la actual judeomasonada globalista woke
Pienso que todo es un cuento macabro de los de siempre para ,como estan haciendo ahora asustar a la ciudadania e imponer leyes y obligaciones que de otro modo la gente no tragaria,igual a la plandemia,mismo modus operandi,asustar y coaccionar a los borregos para llevarnos a su criminal agendita 2030,si estos seres existieran ya de alguna manera u otra se habrian filtrado imagenes o videos de estos «SERES» o «MAQUINAS VOLADORAS»,para mi es todo mentira,los pilotos pudieron ser atacados por drones telediriginos como cuando quemaron la isla de Mawi con tecnologia de microondas,otra cosa que desentona bastante es si estos seres son tan inteligentes y poseen tan superior tecnologia,¿no las hubiesen utilizado ya para destruirnos? ¿A estan esperando? No le tengo miedo a nada ni nadie,es mas,que por favor acaben ya con toda esta distopica vida.Todo esto suena a cuento chino total
Desde luego que sería la forma más ridícula de hacer una invasión extraterrestre,y además cutre!,seres tan avanzados usando drones made in China?
Además teledirigidos con radios incluso por aficionados,por eso dudan de su procedencia.
Algo así como alienígenas llegados en patera al planeta tierra.Que en el cielo dibujan símbolos qanticos,por qué son extraterrestres pero modernos!.
Algo así como una invasión de Disney.
La cuestión no es ya la existencia de naves antigravedad que existen desde el siglo XlX y fueron construidas aquí en nuestro planeta,que se llamen OVNI,UFO o UAPS fenómenos como bloques de hielo o restos de meteoritos.
El tema es que como la falsa pandemia,los demócratas y los comunistas ya tienen nuevo tema del que hablar…tras la falsa pandemia…y tras la falsa Dana,ahora van a defender a los extraterrestres.
Dentro de poco Irene Montero hablará de ello,en Bruselas,en todas partes para justificar sus charlas sus estancias en hoteles y sus comilonas.
Habrá nuevos confinamientos por este tema y…subida de impuestos.