sábado, diciembre 21, 2024
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De princesas, postales y complejos

Por Alfonso de la Vega

Sofía, la hija pequeña de Leticia y su consorte Felipe según dicen las efemérides oficiales, acaba de estrenarse en público en un acto ceremonial completamente imprescindible, entusiásticamente aclamado por la aduladora prensa ditirambo alabanciosa cortesana. Se trataba de entregar un galardón creado ex nihilo para premiar fotografías y pagado no precisamente por la Corona sino por Patrimonio Nacional.

La oportunidad de ceremonia tan importante y deseada es obvia y no se le escapa al noble, esclarecido e inteligente lector. En efecto, el evento principesco no podía retrasarse más tiempo sin poner en grave peligro la integridad y bienestar de la patria e incluso de la mismísima civilización europea. De modo que en tiempos tan turbulentos del reinado siempre al heroico servicio de sus súbditos la Corona ha resuelto mover ficha y ofrecer gambito de pieza menor a los cuchicheos o dímes y diretes del marujeo borbónico nacional.

El acto, anodino y superfluo, por mucho que se quiera tampoco puede dar lugar a ofrecer grandes o sublimes crónicas. En realidad, la princesa neófita no dijo ni «mú», limitándose a sonreír muy modosita durante la entrega a los premiados y asistentes que le multiplicaban la edad. Así que la cosa al final se agota en elogiar el modelito que lucía la princesa. Ahora bien, no parece razonable compartir tales alabanzas, cuando la pobre muchacha había sido vestida sin demasiados miramientos para no estropear el escalafón..

Sabemos que para la Monarquía la princesa bis sólo se trata de un repuesto por si acaso falla la actriz principal a la que sin mejores méritos se ha signado el papel protagonista, pero no se debería llevar la crueldad a ningunearla sin perjudicar su autoestima. La princesa menor también tiene derecho a ella. Pero, como comprobamos otra vez hace poco en Oviedo, no ayuda el trato que recibe de su entorno íntimo ni las especulaciones no desmentidas sobre su auténtica filiación.

Ahora bien, hemos llegado a un punto en el que cabe pensar que la situación española debiera estudiarse no solo desde la perspectiva socio política general sino con la imprescindible ayuda de la Psiquiatría. Y no me refiero al estado mental de nuestros principales próceres sino también al de buena parte de la sociedad española que se muestra incapaz de reaccionar ante lo que sucede pese a su enorme gravedad.

Parece ser que determinadas neurosis dominan la conducta de muchos poderosos. El Dr. Freud explicaba el complejo de inferioridad en relación con el narcisismo y con el complejo de Edipo. Diagnóstico de muy probable aplicación, por cierto, a los Borbones a lo largo de su agitada y lamentable peripecia histórica. 

El Dr. Freud había visto el obrar del inconsciente y su fuerza lo que ofrece alguna luz sobre la conducta humana. La pérdida de amor del objeto y el rechazo acentúan este sentimiento que también puede ser considerado como la expresión de un estado de tensión entre el Yo y el Ideal.

En la significativa foto de postal navideña, carente de elementos propios de la celebración cristiana, salvo que las cuatro figuras simbolicen representar a la Virgen, San José, la mula y el buey, se recuerda otra extraordinaria buena nueva: el décimo aniversario de la entronización en el trono inaugurando toda una serie de desgracias para España, de don Felipe quien se parapeta tras la princesa pequeña y para mayor humillación y apocamiento expresa sus felicitaciones en inglés, la lengua de los piratas y ocupas de cada vez más parte del territorio español. La humillación y complejo de inferioridad son tan tantos y tan graves que si Su Majestad no usa la lengua del enemigo es como si no existiese. Pero lo mismo puede que no deje de tener razón, y quiera presumir de reinar para la plutocracia internacional.

Sin embargo, el discípulo de Freud y luego hereje del Psicoanálisis Alfred Adler vinculaba el sentimiento a la propia inferioridad orgánica si bien condicionado al entorno cultural y familiar. Por compensación la persona elabora una ficción directriz que representa un ser ideal dotado de las cualidades que le faltan y se proyecta bajo las características del que las posee.

La salud psíquica dependería de una relación armoniosa entre ficción y contra ficción. El neurótico o acomplejado permanecería bajo el dominio de la ficción. En su obra El carácter nervioso Adler consideraba que la exacerbación de la compensación anterior puede originar un sentimiento de superioridad. La neurosis sería un intento de mantener a cualquier precio la apariencia del valor, deseando este objetivo sin pagar su precio.

Este síndrome padecería el valido de Su Majestad.

Pero, pese a lo que pudiera parecer por sus privilegios, en el caso de la princesa la situación familiar no ayuda. Por lo que sabemos, se trataría de unos padres que arrastran graves complejos, dentro de una familia muy desestructurada y conflictiva, de vida poco ejemplar y desordenada que carece de verdadero arraigo social. Tampoco es fácil el desarrollo personal en un ambiente de falta de amor, hipocresía, adulación y de naturaleza virtual junto a una evidente falta de contraste con la realidad y los problemas cotidianos de la gente común.

Sí, desde luego, estos comentarios no dejan de ser especulaciones profanas, lejos de las adulaciones y lisonjas cortesanas al uso, pero probablemente no demasiado ajenas a lo que pasa.

La gravedad del momento exige comprensión, conocimiento, el tratar de entender para intentar poner el remedio que se pueda. Al menos hay que intentarlo.

 

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4 COMENTARIOS

  1. Me congratula siempre leer a Alfonso de la Vega. Antaño lo leía en «Alerta Digital». Hace mucho pues no comparto las directrices dadas por su director a sus «moderador/es». Mucho peores de lo que pretenden denunciar. Al menos sabemos que los ministerios del relato oficial son implementados para censurar. Sin embargo, el «moderador/es» de Alerta Digital censuran aún más y, por si eso no les pareciese suficiente bajeza, encima se ufanan insultando a numerosos intervinientes si no loan a sus actores políticos de cabecera. Y para el que no es un votonto, como en este caso, carecen de sentido las estériles diatribas del amañado guiñol político.

    Con el Sr. de la Vega estoy a menudo en la misma onda. Y si raramente disintiese de algo de los mucho y bien que escribe, prefiero estar en desacuerdo con personas como él que de acuerdo con muchos otros. «No necesito amigos que cambien cuando yo cambio y asientan cuando yo asiento. Mi sombra lo hace mucho mejor.» (Plutarco)

    Recuerdo mis tiempos de paso por un colegio «exclusivo» donde según el día se nos exhortaba a aprender a mantener una opinión o en otra sesión la opuesta y contraria. Sorprendente que en una institución docente adscrita al negociado religioso, nos empaparan del fundamento de las tenidas. A esas edades desconoces, claro está, que a fin de cuentas las logias no dejan de ser sino la instrumentalización interesada del sacerdocio y sus (inconfesables) intereses creados. Ambas en su pináculo se sobreentiende.

    Digo lo anterior porque como Ud. perfectamente sabe todos los personajes públicos, o que salen en los principales y monopolizados medios de manipulación, son lo que son: Títeres (y frecuentemente sin cabeza propia). La disidencia controlada tampoco está para lanzar las campanas al vuelo. Por eso siempre sobrevuela recurrentemente el antiquísimo debate de república o monarquía. Según mi comprensión, no se trata tanto de la forma de gobierno como tal sino de la valía y valores de los representantes y representados. Evidentemente, no se pueden esperar milagros donde no hay sustrato para sembrar. Ni pedir peras al olmo. Por ejemplo, no se puede comparar un Carlos I (V de Alemania) con un Borbón promedio (y no digamos con el infame Demérito). Porque el primero era noble genuino «de pata negra». Y el segundo tiene de nobleza lo mismo que Papa-quito Bergoglio de vicario del Hombre de Nazaret. O lo que farsantes como Caifás y Anás de interlocutores del Orden Superior. De la otra rama abrahamita qué más decir metidos de pleno en el Plan Kalergi en Eurabia.

    Apuntaba aquéllo Sr. de la Vega respecto a Borbonistán sin autocomplacencia alguna ni relajamiento de costumbres. Y asimismo a colación pues una rama de mi propia familia es mucho más antigua que los Borbones. Pero queden tranquilos y no se sobresalte nadie porque la bastardía impidió conceder la carta de nobleza que le hubiesen transmitido a mi propio padre. Y casi mejor así Don Alfonso, porque la nobleza es mucho más que el primer apellido compuesto que a mí me hubiera correspondido más una carta de noble abolengo cual trámite expedido por el vasallo de turno delegado de Roma. Hubo tiempos en que los reyes iban los primeros al frente de sus huestes. Noblesse oblige! Nada que ver con los reyes de cartón piedra sucesivamente preseleccionados hoy por las camarillas al servicio de la tramposa y pérfida Distopía en ciernes apoyada con tecnología al servicio de la Cleptocracia corporativista.

    Naturalmente, la falsa nobleza imperante es un atavismo de la distorsión sobrevenida (de hecho impuesta) a la célula terrestre. Cada cual revela a sus creadores y/o grupo álmico. Los que están emparentados con Todo Lo que Es, que son la inspiración y sostén de todos nosotros, habrán de ayudar a los que atraviesen el punto de corte de la criba final: La singularidad/Transhumanismo, la marca de la best-IA y el hombre androide-cyborg. Los pocos escogidos -entre los muchos convocados- que sean aceptados a formarse en las sociedades holísticas.

    En la inabarcable Creación del Logos hay Reyes con mayúscula. Quienes son lo opuesto a lo que se ve en este predio. Reyes y Reinas que son primus inter pares. Es decir sociedades donde todos comparten unos valores y objetivos muy claros, irreductibles e inquebrantables. Sin haber gran disparidad vibratoria entre los integrantes de sus sociedades a todos se forma desde que encarnan, en sus respectivos envoltorios/biotrajes, para que cualquiera potencialmente pueda eventualmente desempeñar funciones de Rey/Reina. Por supuesto, siempre los que reflejen de modo más cabal las virtudes de sus incontables sociedades, razas y mundos. TODOS gloriosas células del Cuerpo del Logos. Ahí no tienen cabida las comeduras de coco de «credos perdonavidas», «pueblos escogidos» y demás dogmas habituales entre los paleoncefálicos y sus miríadas de seguidores pollos sin cabeza.

    Para otra ocasión dejamos a los verdaderos héroes de España que coadyuvaron a la memorable fundación de la Declaración de Derechos y fundación de América. La del Sur primero y la del Norte después. Como el tres veces noble Pedro Pablo Abarca de Bolea. Los nobles auténticos nunca perdieron su conexión con los redusctos de cordura que se salvaron de la Atlántida. Y «nobles» como los Bo(r)bones, su hermano el sátrapa de la narcomonarquía alauita, sus primos de Sachse-Coburg-Gotha en la City, etcétera tienen a los agentes de Roma quienes los confiesan, aconsejan y teledirigen para bendecirles sus fortunas obtenidas a costa de engañar a los crédulos y los ciegos. Al Hombre de Nazaret lo puso a prueba en el desierto el Señor de los controladores.

    Saludos Don Alfonso. Mientras pueda respirar el aire que tan caro nos cobran, espero poder seguir leyendo sus artículos y ensayos. Disculpe la extensión y no haber arañado ni la superficie.

    «El honor dignamente obtenido es, por su misma naturaleza, una cosa personal, que no se puede comunicar a quien no ha hecho nada para obtenerla. El honor no desciende; se remonta… este honor ascendente es, consiguientemente, útil al Estado, porque mueve a los padres a dar a sus hijos una buena y virtuosa educación. Pero el honor descendente, otorgado a una posteridad que no ha jugado papel alguno en su adquisición, no sólo es absurdo y está desprovisto de todo fundamento; perjudica también a la posteridad, porque la hace orgullosa; la lleva a desdeñar las artes útiles y contribuye a hacerla caer en la pobreza y en todas las bajezas, servilidades y miserias consiguientes a aquélla; tal es el caso, actualmente, de una buena parte de lo que se llama nobleza europea.» (B. Franklin)

    -Posdata.
    Por supuesto no está en discusión que también hubo, y hay, sacerdotes que han procurado ser seguidores e «imitadores» del Hombre de Nazaret. El mismo Ignacio de Loyola, antes de caer deslumbrado y obnubilado por la «aparición» (y persuasión tecnológica que prosiguió) era un hombre fundamentalmente bienintencionado y con valores que poco se parecen a la orden/secta que se fundaría en su nombre. Como en nada se parece la Iglesia (que duerme, ronca y le huele el aliento) fundada por el avispado Saulo de Tarso, y otros encandiladores, a petición de algunos patricios emperadores de Roma deseosos de multiplicar sus tesoros con la figura del Hombre Crístico (y La Voz del Reino que interactuaba a través de Él).

  2. Estimado «Facundo III»
    Muchas gracias por su interés y comentarios. Me alegro de que le gusten. Reconforta que haya lectores que valoren el esfuerzo de escribir y que además lo digan para mejor estímulo del autor. No siempre se está de acuerdo sobre las cosas pero para eso está el debate. Además de mi web (alfonsodelavega.com) empecé a publicar artículos de opinión a finales del pasado siglo en La Voz de Galicia, ABC, Periodista digital y otros conocidos media. Lo importante es tener libertad de expresión aunque sea en un medio considerado más modesto. Ahora estoy acogido a la hospitalidad de EsDiestro que hace honor a su lema de «opinión en libertad». Esperemos que la censura del Poder cada vez mayor permita seguir haciéndolo sin más límite que la propia percepción de la verdad, el honor y el deseo de lo mejor para la atribulada sociedad de la que formamos parte.
    Muchas gracias, Facundo, saludos y Feliz Navidad
    Alfonso de la Vega

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