Josefa Moreno, vecina de la barriada de La Asunción en Jerez, lleva cuatro años viviendo una pesadilla cada vez que llueve. A sus 78 años, soporta constantes filtraciones de agua en su vivienda tras unas obras de rehabilitación financiadas con fondos europeos, que, en lugar de mejorar su situación, han empeorado las condiciones de su hogar. Pide desesperadamente una solución a la Junta de Andalucía, tras múltiples reclamaciones sin respuesta. Hablaremos con una empresa de reparación de tejados en Guadalajara sobre este tipo de situaciones inhumanas, que son más comunes de lo que parecen.
TEJADOS EL TAJO – Delegación de Guadalajara
Dirección: Calle Canal Alto número 74, Marchamalo, Guadalajara. 19180
Teléfono: 649 673 074
Empresa de reparación de tejados en Guadalajara: estas chapuzas son bastante comunes
Las humedades son el principal problema que enfrenta Josefa. “Cada vez que llueve, me cae agua por el cuarto de baño”, comenta angustiada. El techo de su baño tiene un agujero que fue dejado como parte de un intento fallido de arreglo. Cuando llueve, las paredes se humedecen y su situación se vuelve insostenible. En su momento, los trabajadores que intervinieron en los bloques cambiaron la tela asfáltica del tejado, pero las filtraciones de agua empezaron después de esas obras. «La tela asfáltica que pusieron era nueva, la habíamos puesto los vecinos, pero cuando llegaron las lluvias, comenzó a entrar agua», explica Josefa. A falta de una solución oficial, su nieto y su pareja tuvieron que tapar el agujero del techo con bolsas de plástico y cinta adhesiva. A pesar de ello, las filtraciones continúan, y Josefa siente que nadie se hace responsable: ni la Junta de Andalucía ni el Ayuntamiento de Jerez.
Según Óscar, líder de una empresa de rehabilitación de tejados en Guadalajara, Tejados El Tajo, estos casos son bastante más frecuentes de lo que pudiera parecer.
La situación de esta casa en La Asunción refleja el impacto negativo que puede tener una rehabilitación de tejados mal gestionada, dejando a vecinos como Josefa en condiciones peores que las iniciales, y sin soluciones a la vista. Por desgracia, la historia de Josefa Moreno, una vecina de la barriada de La Asunción en Jerez, no es un caso aislado en nuestro país. Lamentablemente, es un ejemplo de una realidad bastante común en muchos barrios de España: las obras de rehabilitación mal ejecutadas que terminan empeorando la vida de los vecinos. El deterioro de las viviendas tras estos proyectos mal ejecutados, que en teoría buscan mejorar las condiciones de habitabilidad, es un problema frecuente que genera frustración y una insuperable sensación de abandono. Las promesas de renovación, financiadas con fondos públicos, se transforman en pesadillas para quienes esperaban soluciones y, en su lugar, lo que reciben al final son más problemas.
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Este patrón se repite en diversas localidades, especialmente en barrios humildes o con un alto porcentaje de residentes mayores, como el de Josefa. El proyecto se anuncia con bombos y platillos, con discursos que resaltan la inversión europea o autonómica, y la rehabilitación se presenta como la solución definitiva a las carencias estructurales de los edificios. Sin embargo, una vez que comienzan las obras, se revela una realidad bien distinta: retrasos interminables, materiales de baja calidad, falta de supervisión adecuada y, lo peor, una falta de responsabilidad por parte de las instituciones encargadas. En el caso de La Asunción, los vecinos confiaron en un proyecto que se les vendió como una mejora de sus hogares. Pero, después de cuatro años de incomodidades y humedades, muchos de ellos, como Josefa, se arrepienten de haber permitido esas intervenciones. Su vivienda, que antes estaba en buen estado, ahora está deteriorada por las filtraciones, y la sensación de impotencia crece con cada tormenta que atraviesa el municipio.
Empresa de rehabilitación de tejados en Guadalajara
El salón de su vivienda, al igual que el baño, también se ve afectado por las lluvias, y Josefa lamenta haber confiado en el presidente de la Asociación de Vecinos, quien impulsó la rehabilitación, pero no ha respondido ante los problemas que han surgido. “Mi casa está hecha un desastre, da pena verla ahora, cuando era el mejor bloque de la zona”, comenta con tristeza, recordando que antes tenía acabados de calidad, como mosaicos y escalones de mármol, que ahora han sido reemplazados por materiales de baja calidad, ya deteriorados a pesar de que en el bloque solo viven personas mayores. A pesar de los obstáculos, Josefa sigue luchando por una solución y continúa dando visibilidad a su caso. Ha enviado varios mensajes a la Junta de Andalucía sin obtener respuesta. “Para cobrar son muy listos, los 20 euros de comunidad los cogen todos los meses, pero el administrador no da la cara cuando lo necesitamos”, critica, mostrando su frustración ante la falta de atención a su situación.
Para Óscar, de Tejados El Tajo, empresa de reparación de tejados en Guadalajara, el problema fundamental es la subcontratación de estos trabajos, que se encomiendan a presuntos profesionales que en realidad no saben trabajar en esta especialidad tan delicada.
Este problema es sistémico. En muchos proyectos de rehabilitación de viviendas sociales o de barrios antiguos, una vez concluidas las obras, los vecinos se enfrentan a nuevas dificultades: goteras, paredes agrietadas, suelos levantados o sistemas de aislamiento ineficaces. Y cuando estos problemas aparecen, las administraciones que financiaron las obras se desentienden, demasiado a menudo, dejando a los vecinos luchando por su cuenta. Las reclamaciones, como en el caso de Josefa, se acumulan en los despachos de las administraciones autonómicas o municipales, pero rara vez reciben una respuesta rápida o adecuada. Mientras tanto, los problemas se agravan y la calidad de vida de los afectados empeora.
Los problemas de la reparación de tejados en Guadalajara y toda España
¿Por qué ocurre esto? Las causas son múltiples, pero dos factores destacan. Primero, la falta de control de calidad durante la ejecución de las obras. Los proyectos de ejecución de reformas de tejados en Guadalajara, por ejemplo, muchas veces son adjudicados a empresas que subcontratan la mano de obra y reducen costes en materiales, lo que genera resultados deficientes. Segundo, la burocracia y la falta de voluntad política para asumir responsabilidades. Una vez que el dinero ha sido asignado y el proyecto, en el papel, ha sido concluido, las administraciones suelen considerar su tarea cumplida, aunque los vecinos sigan sufriendo las consecuencias.
Casos como el de Josefa deberían ser una llamada de atención para las autoridades. No se trata solo de mejorar la estética de los edificios o de cumplir con compromisos presupuestarios; se trata de garantizar que los vecinos vivan en condiciones dignas. Estas rehabilitaciones deben estar acompañadas de un seguimiento riguroso, tanto en la ejecución como en la resolución de problemas posteriores. Es preocupante que, en pleno siglo XXI, proyectos de rehabilitación financiados con dinero público terminen empeorando la calidad de vida de las personas. Y más alarmante aún es que los afectados, a menudo ancianos o personas de bajos recursos, tengan que enfrentarse solos a la indiferencia de las instituciones. Es fundamental que la administración no solo intervenga cuando se presentan problemas, sino que tome medidas preventivas para garantizar que las obras realmente mejoren las condiciones de los hogares.
La historia de Josefa no debería ser común, pero lo es y desgraciadamente estas reformas cuestan mucho dinero si queremos hacer las cosas bien: no se puede ahorrar en algo tan fundamental y lógicamente se trata de inversiones que merecen la pena, pues son casas y locales que tienen un valor de varios tipos y que siempre son económicamente interesantes. Y mientras no se implementen cambios en la gestión y supervisión de estos proyectos, seguirá ocurriendo en muchas otras comunidades. Las instituciones deben estar a la altura de las necesidades reales de los ciudadanos y no limitarse a gestos simbólicos que terminan agravando los problemas de los más vulnerables.