Por Alfonso de la Vega
“Fantasmas, desvaneceos, su fe nos salva, volveos a vuestros sepulcros, pues”
“Es el Dios de la clemencia el Dios de don Juan Tenorio”
En el marco de la progresiva sustitución del Cristianismo por la magia negra anglosionista cabe encuadrar el significado oculto de la aparentemente frívola e inofensiva moda del “Halloween”, una necromancia para niños de todas las edades. El jaloguin que ha sido entronizado contra la tradición cristiana no deja de ser una forma simbólica oculta de fomentar el satanismo, la magia negra, el Mal…
En el ciclo anual del eterno retorno esta es la hora tradicional de los muertos y de las comunicaciones fronterizas entre ambos mundos. Del mundo astral, de las necromancias como las de la Eneida o la Odisea, santas compañas o huestias, o la fantasma del comendador, padre de doña Inés. Pero las culturas y las formas cambian con los tiempos. Una forma de acabar con una antigua tradición es intentar desfigurarla con otra que la sustituye en el espacio o en el tiempo. Así, poco va quedando ya de las tradiciones españolas sobre notables o fascinantes aspectos metafísicos sobre eros y tanatos en este traicionado y arruinado reino. Algunas tradiciones estéticas tan importantes como para proporcionar temas de extraordinario interés para la Cultura universal como es el Don Juan mozartiano, basado en el mito español iniciado por Tirso de Molina que con Mozart ha dado lugar a una de las obras maestras más extraordinarias de la Historia de la ópera. Sin olvidar otra antigua tradición teatral española propia del uno de noviembre: la representación del Tenorio de Zorrilla.
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Pero este año la celebración tiene un componente especialmente sobrecogedor por la posibilidad de una guerra mundial. La propia civilización occidental se encuentra amenazada de muerte y aquí en España la situación es muy grave. Hace catorce años escribía yo en el periódico ABC:
«Decía René Guenon que lo que mejor caracterizaba a la sociedad occidental era su pérdida del sentido de la metafísica. Aquí en Galicia y en España para la culturilla progre si no la pérdida al menos la copia de novedosas tradiciones ajenas sobre todo si proceden de los, para otras cosas, malvados EEUU en sustitución de las viejas europeas.
A diferencia de las antiguas tradiciones cíclicas relacionadas con el año solar, desde la Ilustración nos hemos acostumbrado a un sentido lineal del tiempo. Al goethiano conflicto fáustico, o el mito del progreso indefinido de la Humanidad. Pero las fiestas del uno de noviembre tuvieron su interpretación griega y luego romana. Participaban de cierto carácter sagrado común. En Grecia al comienzo del Pyanepsion se celebraban las Noemenias o fiestas de la Luna nueva consagradas a Hécate, mientras se preparaban las Thesmoforias de los Misterios eleusinos. Una de las más importantes instituciones sagradas de la antigüedad que representaban un profundo conocimiento del alma y su descenso a los infiernos, tema recurrente en la Cultura y el Arte occidentales. Primero por un rapto, luego por ingesta de una pepita de granada, se simbolizaba la caída del alma en la materia. Pero parcialmente salvada luego por amor. Materno filial en el caso de Eleusis; erótico, en el de los Misterios órficos. El bellísimo e inspirador mito de Orfeo, tan ligado a la Música. Que ha dado varias obras cumbres: El sublime Orfeo y Euridice de Gluck, el Orfeo de Monteverdi, considerada la primera ópera representada en Europa, o el Orfeo de Haydn. Y entre los romanos, bajo la protección de Diana, el uno de noviembre se celebraba el festín de Júpiter.
El Cristianismo recalificó muchas de las fiestas y celebraciones del paganismo, cristianizando su elevada concepción metafísica acerca del alma. En el caso de Todos los santos, una doble concepción: la implicación dialéctica entre Eros y Tanatos.
La Muerte redimida o superada por el Amor. Por el Amor sagrado del Salvador o por su remedo el amor humano. Y ligada a la cultura española se halla la figura del Don Juan. Un mito con raíces históricas reelaborado por varios autores españoles pero que alcanza su mayor logro estético en el Don Juan del gran Mozart. Aquí también puede encontrarse la sublime idea mistérica griega del rescate del alma por Amor. Junto con unos conocimientos sobre el mundo astral, envoltura del alma del que es fenómeno el Comendador.
Pero si decíamos que lo progre a falta de conocimiento de sus raíces metafísicas y culturales copia multiculturalmente lo primero que implique negocio, no seríamos del todo justos sino tuviéramos en cuenta cierta relación del Halloween americano con viejas tradiciones celtas. Y es que aunque lo de los celtas es recurso mitificador muy socorrido para los patrocinadores del hecho diferencial, la verdad es que cabe rastrear en el Halloween norteamericano una tradición cética gala deformada, el samaín.
Los antiguos druidas montaban dos manifestaciones anuales. La del muérdago del año nuevo, donde el gran sacerdote druida después de recortarlo del tronco de un quercus ofrecía un sacrificio de pan y vino que más tarde distribuía entre los asistentes. Y con gran solemnidad se ocupaban de los negocios de la república. La otra gran celebración se hacía en otoño. Era la de la renovación del fuego. Una versión arqueológica de lo de Hacienda somos todos. Ahora con el IBI. Para asegurar el pago del tributo anual a los druidas los sacerdotes exigían que cada familia de su distrito apagara el fuego de sus casas la última tarde de octubre. Y a presentarse en el templo con el tributo anual y recibir el primer día de noviembre una parte del fuego sagrado que ardía sobre el altar con el cual volvían a encenderle en sus casas. Si alguno faltaba a tomar el fuego, o más bien a pagar la contribución, aquel de sus amigos o vecino quien daba o permitía tomar fuego quedaba también excomulgado lo mismo que el delincuente.»
Sin embargo, en el actual proceso de estupidización y embrutecimiento programado de masas la fiesta anglosajona resulta mucho más conveniente y rentable que las disquisiciones metafísicas propias de nuestra Tradición, según se celebraban el uno de noviembre.
Quizás no esté de más aclarar que esta crítica a la dichosa fiesta extranjera no solo lo es desde el punto de vista del Catolicismo, sino de la Metafísica. ¿Puede sobrevivir una Civilización sin Metafísica? ¿Occidente ha perdido el sentido de la Metafísica y por eso recurre a banalidades comerciales como el dichoso jaloguin?
Pensadores censurados por su heterodoxia y peligrosidad para el tenderete globalista liberticida como Alexander Dugin creen que resulta preciso revivir el Dasein (Ser ahí) heideggeriano para que nuestras sociedades y culturas nacionales no perezcan por las agresiones de la globalización tal como se viene entendiendo y ejecutando. Heidegger pensaba que el olvido del Ser llevaba al predominio absoluto de la Técnica y al nihilismo. Un Dasein o relación del hombre con el Ser de modo inauténtico sería el jaloguin.
Lo del jaloguin no deja de ser una importación frívola y al servicio del negocio y del NOM, otra muestra de la subordinación cultural y estética que posterga antes de olvidar los propios valores. Una forma de arrasar la Cultura y tradiciones estéticas de los diferentes países colonizados y envilecidos con vistas a edificar una cultura todo a cien, superficial, sobre sus escombros. Es cierto que no sería la primera vez en la Historia que una Cultura sustituye a otra, a veces originando procesos de porfidización, en los que algunos materiales primitivos quedan incluidos en otros si es que no se trasforman. Así, el Cristianismo reelaborado antiguas reflexiones clásicas sobre el Amor y la Muerte.
Eric Zemmour por su parte nos advierte que nos hallamos ante la grave amenaza del gran reemplazo por población musulmana invasora de Europa.
Lejos del patético ¿truco o trato?, el Arte verdadero, no el degenerado a la magia negra, nos permite conocernos mejor, superarnos, abrirnos a la espiritualidad. Amor y Muerte. Muerte y Amor están conectados por sutiles hilos metafísicos. El Arte, la Cultura tendrían un papel decisivo como el que atribuye San Pablo al Katejon para defendernos espiritualmente de la gran abominación.
Al cabo, como decía nuestro Cernuda, y conviene tener presente siempre y en especial cada uno de noviembre, “no es el Amor quien muere, somos nosotros mismos”.
Es un lujo leerte. Muchas gracias.
Hallogueen es una fiesta normal,en los EEUU se celebran fiestas de cultivos de calabazas,y algunos se disfrazan.
La degeneración hacia lo oscuro la brujeria,lo siniestro etc. posiblemente sea una influencia del cine y de empresas como Disney.
De todos modos en los EEUU ya no hay ninguna religión,y todo son derivaciones del protestantismo.
Claro está que en España siempre se adoptan las peores influencias,por parte de los profesionales de la docencia,en connivencía con los padres,que gastan cada vez mas dinero en adornos estúpidos y feos por qué hasta compiten entre estos en productos de China.