Por Alfonso de la Vega
Se podrá criticar por los descontentadizos de siempre el desempeño del rey Felipe pero desde luego no que sea personaje muy educado, bien trajeado y complaciente. De modo que, protocolos aparte, no ha perdido tiempo en su calidad de Jefe del Estado ir obsequioso, risueño y colaboracionista a cumplimentar al nuevo capo de la taifa supremacista catalana. El filósofo Illa, el de la Mascarilla, ministro de Sanidad y mercader durante el oprobioso y anticonstitucional secuestro impune de la presunta ciudadanía. Bien entendido que cuando decimos «filósofo» no lo hacemos en el mismo sentido de Platón en La República, sino en que al parecer ha estudiado tales anticuadas y políticamente incorrectas materias en una universidad catalana antes de meterse para hacer carrera en la lucrativa banda socialista.
En realidad, siguiendo la inmortal y profética obra del genio de la Academia ateniense hoy ya estaríamos en la fase política no del gobierno de los sabios o de los mejores, sino de degeneración democrática demagógica que precede inmediatamente a la tiranía.
La entronización del «filósofo» de la mascarilla significa otro atraco a los españoles, otra burla y sabotaje de la constitución que Su Majestad ha jurado defender, o no sé, ¿quizás haya sido a la de Venezuela? Y sin que ninguna institución del moribundo Régimen se atreva siquiera a protestar.
Mientras tanto la premiada heroica señorita alférez inicia su estancia como guardiamarina en Marín no sin cierto malestar de sus compañeros y sus familias a los que se ha sabido que se obstaculiza o prohíbe sus movimientos y comunicaciones, ¿más derechos constitucionales conculcados?
Dicen los zarzuelólogos bien informados que este verano habría habido más gritos que susurros en el histórico palacio balear de Marivent, donde la familia real solía recuperarse de sus muchas admirables fatigas padecidas para lograr nuestro bien. Y que ante la gravedad de ciertos lamentables sucesos en los que han quedado al descubierto tanto la nula empatía con una anciana como la mala educación de la madre y sus hijas se habría producido un cónclave borbónico completo en el destierro de Abu Dabi bajo la presidencia del emérito con el fin de determinar qué hacer con la consorte en los próximos tiempos.
Hay que poner el cascabel a la gata y nadie se atreve. No obstante, afirman que sendos refuerzos urdangarino- borbónicos se disponen a proteger a la emérita de los presuntos abusos de la audaz dinastía dominante Rocasolano. Algunos, más osados, incluso aventuran un cercano comunicado de divorcio.
El fantasma de Abalos, como el del padre de Hamlet, ulula pidiendo venganza en las almenas de Palacio. El culebrón mantiene la emoción aunque el desenlace se retrasa.
Sin embargo, no hay que preocuparse: Feijoo ha pedido al falsario que dimita, ergo, ya todo solucionado.
La verdadera monarquía se rige por un Rey despierto de espíritu, rodeado de sabios y un ejército que defiende en bien común la soberanía nacional del país. Por lo tanto, los actos revelan que no es así, padecemos una maldición con los Borbones, pero también la desidia y traición de sus acólitos. Nada bueno le espera a nuestro pueblo, adoctrinado para ser un estercolero de país.
Saludos cordiales
Tiene usted toda la razón, los Borbones nunca fueron buenos para España. que utilidad tiene esta monarquia, en que nos beneficia, entiendo que en nada, y que nos cuesta un riñón. Para que queremos a un florero.