¡Aquí se juega!

Por Ana Tidae

El otro día el individuo que ocupa la presidencia de España, después de haberse pasado por tierras africanas radicalmente musulmanas con ofrendas de millones de euros a cambio de aligerarles de enormes bolsas de población sin criba, asegurando que todos vamos a salir dichosamente beneficiados y enriquecidos con tal transacción, medio rectificó en pocas horas para aludir a las mafias de tráfico de seres humanos y mencionar entre dientes su objetivo de ponerles difíciles las cosas. Poco creíble objetivo cuando se obedece a los señores de las guerras mundiales que ordenan que las cosas se hagan justo de la forma en la que suceden.

Tal vez me equivoco, pero creo que es la primera vez que alguien del desgobierno (incluyo al anterior de Marca y puro) y de la esfera autoproclamada “progresista” menciona a las mafias. Hasta hace dos días sólo los racistas insolidarios xenófobos de extremíssima derecha fascista conspiranoicos sin corazón que ansían ver a famélicos negritos ahogándose hablaban de mafias, de trata, pues sólo existían las organizaciones de profunda y sensible humanidad, a las que hay que subvencionar por imperativo moral y reforzar con la logística nacional militar, civil, y subcontratada. Y fuera del ámbito de actuación de esas sacrificadas asociaciones articuladas por amor y sólo para dar y recibir amor y nada más, sólo había aventureros por su cuenta, o desventurados por su riesgo, o desesperados surcadores de desiertos abrasadores y mares tempestuosos que huyen de hambres y guerras con su camiseta del barça y su teléfono móvil.

 ¿Se nos ha hecho reaccionario el doctor en Economía? No importa, este hito pasará desapercibido como pasan todos los demás, entre la farfolla de los desafíos, retos, objetivos, determinaciones, progreso y demás humo oclócrata  para nublar los ojos del rebaño mientras se opera de tapadillo.

Bueeeno, ya se reconoce que mafias de tráfico de seres humanos, haberlas, haylas. Tal vez algún día incluso acepten que algunas figuran en el BOE. Lo siguiente sería empezar a reconocer los distintos tipos de gentes que vienen, las distintas fuerzas que están operando tras los “flujos migratorios”, y los distintos objetivos reales que tienen, individuales o colectivos, fuera de ese saco abstracto de ‘una vida mejor’, que ni siquiera se produce en muchos casos. Esto no lo veremos, están reaccionando al clamor popular por estrategia, pero sin intención alguna de incumplir su encargo de apertura total de puertas.

Da mucha pereza escribir opiniones en esta época, resulta imposible prescindir de tanta cursiva y comillas. Pero más pereza da aún ver cómo hay tan pocas voces exponiendo estos tiempos de guerra y engaños reflejándolos en una línea del tiempo de fácil visualización y comprensión. Desenmascarando a los negacionistas retroactivamente y en espiral, cuando el incorruptible juez del tiempo da y quita la razón. Todo lo que los “fachas” observamos y señalamos con pasmosa antelación y llamamos por su nombre preciso acaba reconocido ineludiblemente por el sistema sin pestañear, como elemento normal del decorado que, psché, tampoco es para tanto, si en realidad siempre ha estado ahí, pero bah…

 Pero la antelación sigue. Lo que viene a continuación seguirá sin ser reconocido; será negado, insultado, censurado, amenazado, castigado, hasta que nos veamos como los ingleses, bajo el puño del judío Starmer y una policía abducida, demenciada y culogorda, que están viendo cómo se libera a criminales literales de las saturadas prisiones para hacer sitio a chicos que publican memes o agitan banderas, mientras su tierra se transforma de una forma horrenda e irreversible en una pocilga explosiva terminal. Y después seguirán llegando fases, también fácilmente anticipables por el “facha” promedio y su manía por analizarlo todo desde multitud de planos, conceptos y tiempos. 

Tampoco es fácil el desafío. Por mucho que se demuestren las mentiras, las manipulaciones, las falacias, las ocultaciones, los encubrimientos, lo contra natura, el fraude, el abuso, la involución, los daños consumados y el desastre provocados por los productores de la gran obra del “nuevo orden” con su funcionariado de gobiernos corruptos conformados por la gente más vil y su masa de infantilizados corderos, hay tanto daño ya hecho que hasta se puede encontrar el tuit de una “progresista” con titulitos chorras que afirma con contundencia que los extranjeros tienen el mismo “derecho a delinquir” que los nativos. Derecho a delinquir. Esta gente es irrecuperable. Son los metabolitos de una era profundamente enferma.

Termino con una predicción, espero que muy equivocada. ¿Han leído sobre la hecatombe (en griego, sacrificar cien bueyes) de animales salvajes que preparan en un país africano en alerta máxima por hambrunas provocadas por la sequía? Bien, ante el despertar de un occidente que se va deshipnotizando a buen ritmo -con un retraso inverosímil aunque explicable- con la visión de lozanos muchachotes y hombres que “huyen del hambre” y el comportamiento nada acorde a la teórica mejora en un porcentaje de ellos, es posible que estén intentando actualizar las terribles imágenes ochenteras de Etiopía y Somalia, que las tienen muy caducadas y marcaron un punto de partida. Cuento climático global (nadie niega las sequías naturales catastróficas localizadas) y emergencia humanitaria en un mismo lote. Total, la masa dormida no se hará preguntas sobre los corredores humanitarios, la constante y astronómica ayuda exterior y para la cooperación, las ongs operativas y muy financiadas, la ONU, UNICEF, o la inmediata y diligente respuesta internacional ante las catástrofes, que llevan muchos años establecidos y logran paliar estas situaciones con facilidad. O la siembra de nubes, que ya empiezan a mencionarla los que ayer eran negacionistas de la manipulación climática. Necesitan el numerito de la hecatombe. Montarán la película que quieran producir, con cruel material snuff  (los globaleros se deleitan) si es necesario, y la masa lo tragará sin masticar, con la preceptiva banderita que toque. La masa nunca se pregunta nada. Nunca ve las contradicciones ni los sinsentidos. La masa es moqueta para los pérfidos.