lunes, septiembre 16, 2024

Efecto Doppler

Por Alfonso de la Vega

Como el lector recordará se conoce en Física como Efecto Doppler el fenómeno de corrimiento de la banda hacia los agudos a medida que el emisor del sonido se aleja del oyente. En el caso del espectro luminoso cuando el emisor se aleja el corrimiento es hacia el rojo. Así se explicaba en mi libro de Física del fallecido profesor Maravall Casesnoves, comprado en un templo científico como era entonces la Librería Dossat de la plaza madrileña de Santa Ana, hoy reconvertido gracias al progreso democrático posmoderno en educativo santuario etílico cervecero. Un libro difícil, muy abstracto y con gran aparato matemático, creo recordar que la cosa la demostraba con elegantes ecuaciones diferenciales y todo.

Con creciente inquietud de los ciudadanos más conscientes se viene observando una variante política del Efecto Doppler en la UE de modo que cuando más se aleja la degradada burocracia institucional de los legítimos intereses de las sociedades europeas, más tiende al rojo y a la estridencia de los agudos. En EEUU el proceso es similar con candidatos presidenciales demócratas cada vez más lumpen. Aquí en España también disfrutamos de esa misma variante del Efecto Doppler aplicado a la Política. Un corrimiento hacia el rojo y hacia los agudos más estridentes a medida que la casta política local se aleja del bien común. Rojerío estridente alejado del pretendido pueblo soberano que es acosado, insultado o ninguneado, pero calla y paga  muy cara su humillación.

Ahí es nada. A medida que la PSOE, ese lucrativo invento de la CIA y el gran Capital alemán, reconducido hoy por ZP y el doctor es víctima de las nuevas urgencias neomarxistas posmodernas o al menos de la entropía creciente y se va diluyendo en la tropilla desastrada de cucañistas, letizios, aprovechaos, falsarios, bujarrones, ganapanes, desvirga melones, felacionistas, celestinas, feministas, abortistas, pederastas, zumbaos, pánfilos, animalistas, indigenistas, golpistas, no binarios, frígidas, tortilleras, pajilleras, ecologistas de moqueta… todos ellos tan útiles para una labor de devastación de lo existente pero incapaces de edificar nada nuevo que se tenga en pie, o “sostenible” como se dice ahora,  resulta que los heroicos y no menos patrióticos monopolistas preocupados por crear valor para el accionista van viendo ya necesario cubrir el hueco en la socialdemocracia menguante mientras se termina de cocinar el NOM, si el malvado Trump no lo impide. Pero la complaciente banda de Feijoo no inspira demasiada confianza. Es preferible la original. 

De modo que parece que pudiera haber una parada o tregua en el Efecto Doppler del avanzado proceso de balcanización y troceado definitivo del decrépito reino de España. Es posible que los amos globalitarios hubieran decidido retrasar la puntilla definitiva hasta que se aclarase un poco más el panorama internacional si consiguen colocar, pucherazo mediante, al engendro Kamelo Harris aunque manteniendo aquí a los comunistas, golpistas catalanes y filoterroristas vascos en el banquillo o la reserva activa. Y a un Illa, el mercader de la mascarilla que maravilla como jefe de la sedicente taifa catalana que puede impulsar la pepitoria fiscal o retrasar el desastre anunciado según convenga. Dado que el falsario no suele cumplir sus promesas cualquier cosa puede pasar. Sin embargo, la reciente lección de Venezuela muestra que no se pueden compaginar indefinidamente dictadura y votaciones ni aunque se perpetren escandalosos pucherazos. 

Sin embargo, en el plano moral cabe observar otro Efecto Doppler cada vez más patente que es el imparable corrimiento hacia la desvergüenza o falta de decoro, extraño fenómeno que no sólo afecta ya a la clase dirigente sino también a buena parte de la población común que se identifica con esos degenerados próceres. 

Dentro de este desplazamiento o corrimiento Doppler, la PP con sus centristas por el socialismo vendría a sustituir a la PSOE en el imaginario fabiano globalitario socialdemócrata. Pero el hampa más recalcitrante siempre tendrá a los marginales donde colocar su frustración, incompetencia, resentimiento social y envidia igualitaria. Y para rizar el rizo ahora se pretende que VOX se termine de domesticar haciendo de PP. Convertido así en otro pilar más del Régimen, socialdemócrata también pero algo más disimulado. El caso es que no se escape nadie del redil, un lugar inhóspito y peligroso donde los pastores son los lobos. Queda la incógnita de Alvise que también pudiera ser flor de una primavera. Pero, ¡quién sabe!

Es decir, que todo «cambie» para así mantener, con Efecto Doppler o no, la estabilidad del Régimen, inasequible al desaliento a la espera de los acontecimientos foráneos que deparen un futuro tan incierto como el que barruntamos. Se aleja el rojo y estridente, pero tras el cambio aparente ¿quedaría el Poder inmutable, siempre igual a sí mismo?

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