A raíz de plandemia covidiana, el mayor atentando cometido por el gobierno de España, causante del desplome del PIB en pocos meses, de miles de muertes por sus venenos injertados (la libertad para Pedro Sánchez era “vacunar, vacunar y vacunar”, es decir, matar, matar y seguir matando) y de las colas del hambre, llenas tanto de españoles como de extranjeros que no tenían qué llevarse a la boca, el gobierno socialista, ante la mala imagen que da en el exterior (nuestro país parece ya una república bananera como Cuba o Venezuela), se le ha ocurrido la genial idea de establecer unos cupos de ayuda que van de los 130 a los 220 euros mensuales, si tienen hijos, para que se puedan intercambiar por productos básicos. Sí, lo que escuchan, nos imponen una cartilla de racionamiento que gestionan los servicios sociales, los mismos que se guían por el maravilloso informe SIUS, por el cual te puede denunciar el vecino o cualquier extraño, te puede quitar a tu hijo, emiten informes de daño psicológico que no tiene posible vía de respuesta, se analiza la violencia familiar, el conflicto familiar, los problemas que ocasionan estrés en la familia, el número de vacunas (perdón caramelos con sabor a covid y lo que se les ocurra) que llevan nuestros hijos en su fluido sanguíneo, la forma en la que los padres les permiten que disfruten de las porquerías que los sabios docentes LGTBIQ+ les enseñan en los colegios y todos los demás requisitos que se les ocurra. No se sabe el número de padres a los que se les ha retirado la custodia de sus hijos en España, niños que pasan al control del Estado, tal como dijo la ex ministra de educación Celáa en su momento para decir que “…pertenecen al gobierno de España”.
Por otra parte, ante pasividad del gobierno español, al que la pobreza infantil y de las familias le importan un pimiento, los bancos de alimentos han ayudado y solventan los problemas a más de un millón de ciudadanos que acuden a dichos centros con sus bolsas y, no pierdas cuidado, porque muchos de los que acuden reciben ayudas del Estado (en cuyo caso las familias quedan completamente secuestradas por políticas propias de la mafia ante la coacción que ello les supone) o trabajan, pero sus sueldos no les dan para cubrir gastos (tanto que presumen de que han subido el salario mínimo…). Como la obsesión de estos comunistas repugnantes y autoritarios es el control de la población, van a crear las tarjetas monedero, destinada inicialmente a aproximadamente 70.000 familias, que recibirían esa miserable cantidad de dinero que no alcanza para nada, pero eso sí, como menos da una piedra y la sociedad española está repleta de borregos, les viene de perlas y seguro que aplaudirán al gobierno de Pedro Sánchez como su gran salvador. Es decir, disonancia cognitiva: cuanto menos te dan y más esperas, mejor, cuanto más te hacen sufrir y más deseas, más gusto da y cuanta más libertad te quiten y más te controlen, más seguro estás, porque todo es por tu bien…
Esa mentalidad miserable que sólo sirve para expandir la pobreza y, por otro lado, para crear un sistema de control en el que fastidiarán a los de los bancos de alimentos y pondrán a los Servicios sociales como los gestores de dichas ayudas, así como a las Comunidades Autónomas a partir del 1 de enero de 2025, al tiempo que siguen con su sucio control a las familias, porque no nos engañemos, lo que quieren es cargársela, al viejo estilo hegeliano cuando criticaba al patriarcado y el machismo y consideraba que esta institución es clave para el desarrollo moral, intelectual, humano y espiritual de cualquier ser humano que ha de crecer en un núcleo estable. Está claro que a estos comunistas no les convienen familias seguras y por eso se crean leyes para destrozarlas desde dentro, primero con el tema sexual del LGTBIQ+ para pervertir a los niños sexualmente, segundo con otras ideologías, tales como el derecho de los hijos a denunciar a los padres, sobreprotegiéndolos, aparentemente, cuando el fin es el que es: cargarse la unidad familiar y la autoridad de los padres, que son los que realmente se preocupan por ellos y los que los aman y cuidan; no se puede esperar eso nunca de un gobierno formado por psicópatas sin escrúpulos.
De este modo, hilando ambos contextos, servicios sociales incrementa su ya vomitiva zona de influencia, hace la guerra a los bancos de alimentos (los cuales sí resuelven el problema), generan un caos administrativo, pues la gestión del Estado se parece a la un país subdesarrollado, corrupto y mafioso y, como su fin es generar caos y, por ende, más pobreza, pretenden ahora gestionarla, diciendo que son nuestros salvadores.
Cuando ya en el año 2018 decían que Pedro Sánchez iba a llevar a España a una especie de Venezuela corrupta en la que sólo viven ellos (a ver si esta casta putrefacta vive con una tarjeta monedero de 220 euros al mes, eso sí eres escogido para la ayuda, porque incluso el salario mínimo vital ha sido denegado a un elevado porcentaje de los que ingenuamente lo solicitaron, ante la ingente cantidad de requisitos administrativos que ponen las despreciables leyes del gobierno español). Está clarísimo que el fin de estas medidas no es aliviar la pobreza infantil, ni el hambre en las familias, que su fin oculto es tener a las familias controladas, coaccionadas, amenazadas y aterrorizadas ante un Estado que los ha llevado a la absoluta ruina en su economía y en sus proyectos de vida, sin posibilidad de escape ante un panorama cada día peor por gestores públicos torpes y fascistas.
Así que les diría a los miembros del desgobierno de España que no se les llene la boca tanto de derechos y ayudas cuando, en el fondo, sabemos de qué pie cojean y que esos euros que se los guarden para cuando sean denunciados por genocidas, a ver si así logran pagar sus fianzas.
Si no les paramos los pies nos matarán de hambre, pero ellos volarán en Falcon, tan alto y tan deprisa que nos verán como insignificantes bichos de dos patas, no sea que la conciencia les juegue una mala pasada y se estrellen ante tan desagradable escenario…
Nuestros gobernantes se han postrado ante Satanás (el dios de los Illiminati que los controla) y saben que el señor de este mundo, a quien sirven, los protege. Si estamos en una guerra espiritual ¿A la disidencia solo le queda la oración y la salvación iondividual de su alma?