sábado, noviembre 23, 2024
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Majestad, sin novedad en el golpe

Artículo de Alfonso de la Vega

En un salón del Palacio de la Zarzuela se ha celebrado una extraña ceremonia mágica: un círculo de brujas y magos negros rodeaban a un personaje que actuaba en el centro como eje de giro de los otros oficiantes, una figura alargada que sólo se parecería a la opuesta y benéfica de nuestro Señor Don Quijote quizás en lo triste.

De pie en el centro de la rueda figuraba como sumo sacerdote del ritual y los personajes tenebrosos le saludaban y hacían como si buscarán su reconocimiento y aprobación antes de iniciar un nuevo ciclo de fechorías impunes.  Algo que no sé bien porqué recuerda vagamente a la ceremonia de magia negra que narra Stanley  Kubrick en Eyes wide Shut, dentro del siniestro e infamado castillo, constituido en centro de reunión de toda clase de próceres y poderosos depravados.

Extramuros palaciegos, en muchas calles del reino inocentes gentes del pueblo eran aporreadas sin piedad por los brutales hombres de estaca, mercenarios a las órdenes de un energúmeno acomplejado, cruel y degenerado. Con sospechas de conjura de cloaca se atenta contra la vida de un político opositor retirado. Su gobierno pacta impunidad con los delincuentes, la destrucción del ordenamiento constitucional así como el despiece de España a mayor gloria y granjería de invasores y delincuentes.

El mensaje es que todo va según lo previsto. No hay que preocuparse por estos pequeños detalles, la larga figura acababa de regresar de una heroica y no menos filantrópica visita a bonitos museos, mostrando una vez más su empatía y gran sensibilidad al sufrimiento de sus humillados y desgraciados súbditos. Y luego, para compensar tanta dedicación conviene un toque frívolo a gusto de la lurpia, se va a un sarao de la prensa complaciente y se hace una histórica foto con la señorita Belén Esteban, figura señera insuperable de nuestra Ciencia y nuestras Letras.

Mientras traicionan a la Nación junto a cualquier valor moral o metafísico tradicional, los monárquicos más fanáticos u obtusos glosan sin parar las maravillas de la pertinaz Monarquía y la alaban como el mayor de nuestros tesoros al intentar convencernos de su gran importancia dado que Su Majestad no sirve para nada ni vale para hacer nada. Es un «Jefe» de Estado pero extraño «Jefe» que ni pincha ni corta. Y dada su nociva inoperancia para los intereses de España tampoco se retira para al menos salvar su dignidad personal.

La realidad es que gatillazo patriótico tras gatillazo patriótico, la paciente afición espera algún rasgo de torería sublime como cuando recordaba aquella tarde de arte y gloria de un inspirado Curro Romero. ¿Será hoy? Un gesto, un simple pase del desprecio, un algo que ofrecer y poder contar a los nietos, pero no, no hay manera. No se deja ayudar. El nuevo maestro en «espantás» se refugia tras el burladero y se niega a intentar faena aunque el morlaco pastueño se lo ponga a huevo y parte del público aún se mantenga entusiasta contra toda esperanza.

Pero desde luego no estamos de acuerdo con el argumento de nuestros exquisitos irracionales alabanciosos cortesanos, que creemos fruto de su admirable, absurda e incomprensible devoción a la Corona. Su Majestad en verdad es muy útil. Por incompetencia, cobardía o incluso complicidad con la agenda cuya insignia luce orgulloso en la solapa, el caso es que Su Majestad está teniendo una importancia decisiva en el éxito del golpe en curso y de la traición asociada. Ofreciendo una falsa imagen de normalidad ante traiciones, desafueros y judiadas, Su Majestad mantiene hipnotizados y como abducidos a los patriotas que debieran defender a la Nación convirtiéndolos en colaboracionistas patrioteros borbónicos mientras nos roban a España, la libertad, la dignidad y la hacienda… 

Ahora los cortesanos nos anuncian que se suma al cartel de festejos del nuevo gobierno puntillero y ha decidido torear en el coso de San Jerónimo. Y que esta vez sí, fabulan que se ha decidido a convencer a la afición, incluso a los más descontentos del tendido 7. Claro que lo mismo es la última oportunidad de intentar agradar a la afición antes de cortarse la coleta o que se la corten.

Visto lo visto, mucho nos tememos que no caerá esa breva.

Pero, ¡quién sabe! Cosas más raras pasan. Incluso el segundo principio de la Termodinámica falla a veces, o eso dicen.

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