jueves, noviembre 21, 2024
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Bergoglio, Caifás de la religión Calentológica

Artículo escrito por Alfonso de la Vega

Bergoglio está desmadrado en los últimos tiempos, acaso porque barrunte que su  momento ya pasó, o porque la parte de la élite mundial a la que directamente sirve le haya exigido que apriete el acelerador antes de su desaparición. El otro día durante la solemne sesión «neo-cardenalicia» la plaza del Vaticano mostraba un aspecto vacío desolador que al parecer es el mismo que suele mostrar en estos tiempos.

La explicación de Juan XIII en la apertura del Vaticano II

Aún sin ser teólogo creo que resulta fácil comprender que lo que Bergoglio plantea en su nueva exhortación ecologista viene a significar lo opuesto a lo que explicaba Juan XXIII con ocasión de la inauguración del Concilio Vaticano II, el 11 de octubre de 1962:

“—cuando se considera atentamente el mundo moderno, tan ocupado en la política y en las disputas de orden económico que ya no encuentra tiempo para atender a las cuestiones del orden espiritual, de las que se ocupa el magisterio de la Santa Iglesia. Modo semejante de obrar no va bien, y con razón ha de ser desaprobado.

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“…todos los hombres, considerados tanto individual como socialmente, tienen el deber de tender sin tregua, durante toda su vida, a la consecución de los bienes celestiales; y el de usar, llevados por ese fin, todos los bienes terrenales, sin que su empleo sirva de perjuicio a la felicidad eterna.

«…Ha dicho el Señor: «Buscad primero el reino de Dios y su justicia»[4]. Palabra ésta «primero» que expresa en qué dirección han de moverse nuestros pensamientos y nuestras fuerzas; mas sin olvidar las otras palabras del precepto del Señor: «… y todo lo demás se os dará por añadidura…”

Bergoglio ha cumplido su amenaza de endiñarnos una segunda parte de su primer panfleto ecologista Laudato si con el nombre de Laudate Deum. Que en lo fundamental no deja de ser un panfleto propagandístico dedicado a encubrir los intereses del sector más canalla de la plutocracia que le aupó al trono de San Pedro hace diez años. Una auténtica mohatra.

Bergoglio parece que se nos quiere convertir en el poderoso gran Caifás de la pagana religión calentológica impulsada por la plutocracia anglojudía, y hace méritos como calentólogo supremo al servicio de su causa. Ignora o contradice la citada aserción del Papa Roncalli y no se dedica a atender bienes celestiales, al contrario sermonea como un fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, cualquiera sobre complejas materias ajenas a su competencia y sobre las que muestra estar mal asesorado o intencionado.

La exhortación “apostólica” bergogliana va dirigida a todos los hombres de buena voluntad. Creo que, sin perjuicio de ulteriores comentarios para desglosar y analizar diferentes errores del demagogo argentino cabe adelantar aquí varias pinceladas generales.

Lo primero que llama la atención es que Bergoglio se convierta en imitador de una audaz jovencita con problemas mentales como la activista globalista Greta Thumberg. Se líe a pontificar en una materia de naturaleza científica y técnica de carácter multidisciplinar, muy compleja por sus causas y efectos, en la que además poco pincha ni corta en tanto que pretendido vicario de Cristo y sucesor de Pedro.

Bergoglio hace una paradójica llamada a los poderosos como si él mismo no lo fuese como Jefe de un Estado con intereses financieros enormes en casi toda actividad económica incluso las más devastadoras. O no fuesen sus amigos y cómplices, a los que no oculta recibir con regocijo y beneplácito, los amos del mundo y principales causantes de los atropellos.

Los científicos críticos con el poder no son herejes

Como un demagogo globalitario pone su pretendida autoridad en intentar ridiculizar al conjunto de científicos, investigadores e ingenieros no prostituidos ni mercenarios que relativizamos la supuesta gravedad del pretendido cambio climático de origen antropogénico, suponiendo que exista.  Bergoglio utiliza algunos datos falsos o al menos discutidos y discutibles.

Una de las primeras cosas que se aprenden cuando se investigan las cuestiones medioambientales tanto en Ecología y Climatología como en su relación con la sociedad es que nuestras percepciones se encuentran muchas veces condicionadas por estadísticas poco fiables cuando no inexistentes. 

Por otro lado, si para reducir el malvado CO2 hace falta exterminar a tres cuartas partes de la población mundial como pretende cierta élite íntima de Bergoglio, ¡estamos aviados! El CO2 está implicado en el ciclo del carbono en la naturaleza que puede fijarse en  fase sólida orgánica gracia la actividad fotosintética diurna o bien ser absorbido por los océanos. En todo caso, si el hipotético aumento de CO2  en la atmósfera puede ser malo algunas de las recetas para reducirlo serían desde luego mucho peores.

Orden, información y entropía

Confunde problemas reales importantes tales como la contaminación o el agotamiento de los recursos naturales no renovables con el dichoso cambio climático, pretexto falaz para producir toda clase de desastres y felonías por parte las élites.  Especialmente curiosa es su crítica al paradigma tecnocrático que luego paradójicamente emplea en su exhortación.

No falta la tópica alabanza a las culturas indígenas, aunque no menciona a los filantrópicos y ecologistas aztecas que reciclaban muy bien y filantrópico comiendo proteína humana previamente asesinada.

Sin embargo, el concepto de progreso, dogma junto al de la evolución dominante desde la Ilustración es importante sea debatido. Pero entiendo que tal es la idea a la que se refería el Papa Juan XIII, con lo de no atender las cuestiones del orden espiritual.

Bergoglio esboza superficialmente, pero no profundiza en su naturaleza real de pseudo-ciencia, la problemática de la llamada ciencia económica entendida como construcción abstracta inspirada en la mecánica newtoniana. Tiene razón en esa idea medio esbozada de que el sistema económico no es autónomo o independiente de la realidad natural y social. Es decir, que las funciones de producción abstractas expresadas en unidades monetarias esconden el empleo de recursos no renovables o costes sociales o medioambientales no declarados. No cuadra del todo su crítica a la meritocracia, cuyo concepto o significado parece confundir al asociarlo al dinero o al poder pero no a la virtud, y utiliza para dar una especie de pellizco de monja intrépida a la elite.

El repaso que hace de los anteriores «concilios» o «sínodos» profanos sobre el clima no dejan de llamar la atención  por ser materias consideradas habitualmente poco apostólicas.

La pretensión bergogliana de que sea un nuevo «mutilateralismo» con alguna institución globalista del tipo ONU o OMS de semejante degenerado jaez quien imponga a las naciones la política medioambiental que decida en la sombra la oculta plutocracia anglojudía resulta una mohatra escandalosa y terrible. Y aunque no se propone a sí mismo como Sumo sacerdote Caifás de la nueva religión calentológica, el cinismo e hipocresía brilla cuando afirma que:

“38.  A mediano plazo, la globalización favorece intercambios culturales espontáneos, mayor conocimiento mutuo y caminos de integración de las poblaciones que terminen provocando un multilateralismo “desde abajo” y no simplemente decidido por las élites del poder. Las exigencias que brotan desde abajo en todo el mundo, donde luchadores de los más diversos países se ayudan y se acompañan, pueden terminar presionando a los factores de poder. Es de esperar que esto ocurra con respecto a la crisis climática…”

Para concluir, cabe insistir en que muchas de las ideas apocalípticas que nos venden sobre el fin del mundo calentológico en realidad carecen del respaldo de estadísticas plenamente fiables o de metodología incontestable. Que las cosas no son tan graves como nos las pintan para promover intereses espurios.  Y que el sentido de la responsabilidad moral suele abundar más entre las gentes comunes que en las élites egocéntricas o degeneradas a las que el propio cínico Bergoglio pertenece. De modo que el tomar decisiones contundentes y de carácter fatal para muchos millones de personas por parte de instituciones globalitarias internacionales que carecen de control democrático o por corporaciones económicas transnacionales, además de condenable moralmente, no está justificado en absoluto por consideraciones científicas.

Posdata

Y por si a alguien le vale el testimonio de mi experiencia como ingeniero agrónomo, experto y diplomado en temas de Ecología, Energía y medio ambiente, le puedo decir que en mi opinión la situación con ser digna de ser enfrentada no es ni mucho menos tan grave como yo creía cuando empecé a estudiar y trabajar en estos temas hace casi medio siglo.  Las profecías más pesimistas son desmentidas por la realidad una y otra vez. Y que es preciso entender las auténticas prioridades para la humanidad y actuar en consecuencia. Una supuesta o pretendida prudencia puede resultar la más imprudente de las opciones.

EsDiestro
Es Diestro. Opinión en Libertad
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2 COMENTARIOS

  1. Bergoglio., un montón de mierda como Klaus Schwab, Bill Gates, Elom Musk y toda la mierda globalista que nos quiere someter, cada vez me les tengo más asco, si empezaran a aparecer esos políticos que apoyan la agenda criminal de la ONU dentro de contenedores o atados con una cuerda, se les iba todo a la mierda, o somosn nosotros o son ellos.

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