No tienen vergüenza. Son unos indecentes. No tienen perdón de Dios y deberían pagar por ello. Nos referimos a los responsables de organizaciones mafiosas como la OMS, la ONU y similares.
Cada día tenemos más claro que la única función que cumplen es servir a oscuros intereses que son los que en realidad les colocan donde están. Estos, cogen a los farsantes de la peor especie, a individuos sin escrúpulos y sin valores, para que vendan los dictados que la gentuza que les dirige les marca.
Y llegan a extremos absolutamente indecentes para aterrorizar a la población más despistada. Está claro que la farsemia climática no les está funcionando tan bien como la sanitaria. Y recurren a lo que haga falta para convencernos de su veracidad. Nos fumigan con aviones, secan nuestros ríos o queman nuestros bosques. Y todo ello con la insana intención de convencernos de que somos culpables de un cambio climático inexistente.
Deben estar demasiado desesperados por vendernos el discurso viendo a lo que están recurriendo. Y es que, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha llegado incluso al extremo de decir una sandez como esta: «“la era del calentamiento global ha terminado, la era de la ebullición global ha llegado”. Gentuza.